Mientras el gobierno presenta una reducción significativa de la pobreza, los datos de la UCA sugieren que esta recuperación es, en el mejor de los casos, parcial y engañosa.
En su discurso de apertura de sesiones del Congreso, el presidente Javier Milei aseguró que su gestión logró que diez millones de personas salieran de la pobreza. Para respaldar su afirmación, citó a instituciones como la Universidad Torcuato Di Tella y la Universidad Católica Argentina (UCA), argumentando que la pobreza, en términos de ingresos, había descendido del 56% al 33% en un semestre.
Sin embargo, los datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA presentan un panorama mucho más complejo y matizado. Si bien confirman que la pobreza descendió en los últimos meses, también advierten que esta caída se debe a la corrección de un pico generado en el primer trimestre de 2024, en un contexto de devaluación, liberalización de precios y fuerte ajuste fiscal. Al observar indicadores más amplios, el informe enfatiza que la pobreza multidimensional —que mide acceso a salud, educación, empleo digno, alimentación, servicios y vivienda— aumentó interanualmente del 39,8% al 41,6%.
Este dato contradice directamente la narrativa oficial. Según el investigador de la UCA Juan Ignacio Bonfiglio, el cálculo gubernamental de pobreza se basa únicamente en los ingresos de los hogares y si estos alcanzan para cubrir una canasta básica. Sin embargo, advierte que un hogar puede superar este umbral sin garantizar el acceso a una alimentación adecuada, medicamentos o atención médica. Estas privaciones estructurales, según la UCA, no solo no se han reducido, sino que han empeorado en 2024.
Precarización en aumento
Otro punto que genera dudas sobre la supuesta mejora es la calidad del empleo. Aunque el informe de la UCA reconoce una recuperación en los niveles de ocupación, esta se ha dado principalmente en el sector informal y precario. La cantidad de trabajadores pobres creció al 29% en el tercer trimestre de 2024, por encima del 28,1% del mismo período de 2023, y los trabajadores sin aportes jubilatorios aumentaron del 35,8% al 36,7%.
Asimismo, el informe resalta que los niveles de consumo no reflejan una mejora real en el bienestar de la población. Mientras el gobierno destaca la reducción estadística de la pobreza e indigencia, la UCA subraya que persisten altos niveles de inseguridad alimentaria, dificultades para pagar deudas y para acceder a vivienda y servicios básicos. De hecho, el porcentaje de la población con al menos una carencia creció del 67,1% al 67,5%, y aquellos con tres o más carencias pasaron del 28,2% al 29,5%.
Pobre infantil e inseguridad alimentaria
El impacto sobre la infancia es aún más alarmante. La pobreza en niños, niñas y adolescentes alcanzó el 65,5% en el tercer trimestre de 2024, la cifra más alta en 20 años si se excluye el pico registrado durante la pandemia. La inseguridad alimentaria infantil también creció, afectando al 35,5% de los menores de 17 años, un dato que contradice la supuesta mejora en las condiciones de vida de la población.
En síntesis, mientras el gobierno presenta una reducción significativa de la pobreza, los datos de la UCA sugieren que esta recuperación es, en el mejor de los casos, parcial y engañosa. La mejora en los indicadores de pobreza por ingresos no se traduce en un mayor bienestar, ya que las condiciones estructurales de desigualdad y precarización persisten e incluso se han agravado. La contradicción entre el relato oficial y la realidad que muestran los informes de la UCA expone la necesidad de un análisis más profundo sobre la situación social del país.
Fuente: Primereando las Noticias