Los científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), confirmaron la existencia de una “abolladura” en el campo magnético de la Tierra. La misma es conocida como la Anomalía del Atlántico Sur (SAA, sus siglas en inglés).
La región se encuentra sobre América del Sur y el Atlántico Sur y presenta una disminución significativa en la intensidad del campo magnético, permitiendo que una mayor cantidad de radiación cósmica y solar se acerque a la superficie solar.
Qué efectos puede tener la anomalía en la Tierra
La anomalía se atribuye a la inclinación del eje magnético de la Tierra y al flujo de metales líquidos en su núcleo externo, factores que generan el campo magnético. Según los expertos, no solo está creciendo, sino que también se está dividiendo en dos lóbulos, lo que complica a las misiones espaciales.
Existen dos efectos que puede tener, uno a corto plazo y otra a largo plazo. A corto plazo, la anomalía podría afectar a los satélites y a las naves espaciales, exponiéndolos a niveles más altos de radiación, lo que puede dañar sus sistemas electrónicos.
A largo plazo, si la anomalía sigue creciendo, podría tener efectos en las telecomunicaciones y en las redes eléctricas terrestres. Además, debido a la radiación, aumentaría los riesgos para la salud humana.
Qué función cumple el campo magnético de la Tierra
Según la revista National Geographic, el campo magnético terrestre es como “una coraza natural que nos protege contra los impactos masivos de energía y radicación venidos del Sol. Aísla la radiación que emiten las galaxias, otras estrellas y demás cuerpos celestes que existen en el Universo”.
Si algo le pasara a esa “burbuja” de protección, tendría consecuencias catastróficas. Con respecto a la anomalía, el Gobierno de Estados Unidos confirmó su identificación y advirtió sobre la misma.
Si bien esta anomalía ya era conocida, lo que causó que se enciendan las luces rojas es que tuvo un crecimiento del 7% en tan solo cuatro años.
Fuente: Minuto Uno