La oferta de divisas proveniente del endeudamiento privado y de las provincias provocó una apreciación del peso en un mercado de llamativamente poco volumen. El atraso del tipo de cambio se potencia por la inflación que no afloja. El Gobierno insiste en no comprar pese a la presión del FMI y del sector privado.
El Gobierno envió la señal al mercado de que no está interesado en la acumulación de reservas internacionales, casi en una respuesta a la declaración del Fondo Monetario Internacional que exigió este jueves un “camino más ambicioso de acumulación de reservas” como condición para bajar el riesgo país y regresar al mercado voluntario de financiamiento.
El dólar oficial mayorista cerró con una caída de 4,17 pesos que potencia el atraso del tipo de cambio generado por la inflación que se espera que se sostenga en 2,5% en los próximos meses, como coincidió el consenso de las consultoras económicas que participan del Relevamiento de Expectativas de Mercado que elabora el Banco Central de la República Argentina.
“Necesitaremos apoyar un camino más ambicioso de acumulación de reservas en Argentina. Esto ayudará a la Argentina abordar mejor los shocks, y también ayudará a facilitar un re acceso a los mercados internacionales de capital”, dijo temprano la vocera del FMI, Julie Kozack.
Casi como una respuesta, el Gobierno dejó atrasar el tipo de cambio en el mercado oficial en lugar de salir a sostener el valor de la divisa con compras del Tesoro o del BCRA para aprovechar la baja demanda del sector privado, que llevó adelante un fuerte proceso de dolarización en las semanas previas a las elecciones legislativas de medio término que cubrió las necesidades.
La oferta de divisas proviene del proceso de endeudamiento de las empresas, que apunta a ser un nuevo récord en diciembre, donde ya se llevan colocadas Obligaciones Negociables por 900 millones de dólares, después del registrado en noviembre, de 4.200 millones solo en el mercado internacional.
Además, la cosecha fina que tradicionalmente se liquida entre diciembre y primeros días de enero, probablemente supere los 5.500 millones de dólares, el segundo valor más alto de la última década.
En el mercado se estima que con un tipo de cambio más competitivo, que recomponga lo que perdió frente a la inflación de noviembre y acompañe la que se espera para diciembre, los inversores que sobre-dolarizaron carteras estarían en condiciones de también vender divisas, dando mayor volumen a la oferta.
En lugar de aprovechar el contexto favorable para acumular reservas, el Gobierno vuelve a insistir con la misma política de 2024 y la que llevó adelante a principios de año, antes de la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, de no comprar reservas y dejar que se atrase el tipo de cambio, con la mirada puesta en frenar el proceso inflacionario.
La estrategia de utilizar el tipo de cambio para anclar expectativas inflacionarias jugó a favor en la segunda mitad del año pasado, pero básicamente porque se eliminaron los impuestos a la compra de divisas que pagaban los importadores. En cambio, la decisión de no acumular reservas mantiene la incertidumbre sobre la consistencia del actual esquema cambiario, alimentando las expectativas de devaluación a corto o mediano plazo que tienen un efecto inflacionario sobre la formación de precios internos.
La cuenta de Juancito Nieve en la red social “X” (@NieveJuancito) planteó que “la capacidad de comprar reservas por parte del BCRA no esta limitada por la demanda de la base monetaria ya que se podrá compensar esa emisión con encaje, subiendo la tasa de pase remunerado o volviendo a tener superávit fiscal”. “El límite a comprar reservas por parte del BCRA está determinado por el techo de la banda. Por eso la dependencia de ingresos de capitales”, consideró.
Esa oferta de divisas es la que están garantizando ahora las empresas y las provincias con endeudamiento, a la colocación de CABA por 600 millones de dólares se sumó este jueves Santa Fe con 800 millones de dólares a una tasa similar, de 8,37%, y podría reforzarse con venta de inversores si el precio acompaña.
El ministro de Economía, Luis Caputo, criticó en privado la tasa que acepto pagar CABA, 8,29% de TIR (Tasa Interna de Retorno) pero está lejos de poder igualarla con una colocación del Gobierno Nacional, que en la actualidad no bajaría de los dos dígitos
En lugar de avanzar cambiar de estrategia y acumular reservas, el ministro Caputo decidió avanzar con la negociación de un crédito de bancos comerciales, en condiciones que se desconocen, para afrontar el pago de vencimiento de deuda con bonistas y organismos internacionales de enero, por una cifra cercana a los 5.000 millones de dólares.
El crédito, según trascendidos, obligaría al Gobierno a otorgar garantías reales, como acciones de empresas del Estado, y sería a muy corto plazo, lo que lo forzaría a renovar el vencimiento incluso antes de que deba afrontar el pago de los vencimientos de capital e intereses con los bonistas del 9 de Julio, por otros 4.000 millones de dólares.
El problema de la administración de Javier Milei y Luis Caputo es que en enero llegará la misión del FMI y marcará los incumplimientos del programa, dos confirmados: la falta de acumulación de reservas y la emisión del Banco Central para financiar al Tesoro y un tercero en discusión: el resultado fiscal primario, y obligará a pedir un waiver o dispensa, lo que nunca es bien visto por el mercado.
“Respecto a un posible waiver no voy a especular en esta etapa. Eso se considerará como parte de las discusiones para la próxima revisión”, dijo Kozack.
El apoyo de Estados Unidos garantizará la aprobación de la revisión y el giro de 800 millones de dólares, pero el mercado esperará el informe del staff del organismo y se guiará por los temores que seguramente dejarán plasmado en el informe, como lo vienen haciendo, lo que mantendrá el riesgo país por encima de los 600 puntos alejando cualquier posibilidad de salir al mercado.
Fuente: El Destape



