Quedan pocos días para ingresar al cuarto oscuro en una nueva elección intermedia. Un mojón de la rutina democrática que ya es una costumbre argentina. Pero esta vez no sólo elegiremos diputados y senadores. Es mucho lo que se juega el 26 de octubre, para el presente cercano y para las generaciones futuras.
Tal como sabemos los y las lucifuercistas, es el propio rol del Estado lo que está en disputa y no sólo en relación a la energía de nuestra gente. Se trata de elegir también si nuestros hijos podrán acceder a la educación universitaria, si las jubilaciones alcanzarán para vivir, si habrá medicamentos para quienes lo necesiten, rutas para llegar a pueblos recónditos de la Patria, posibilidades para que nuestros chicos terminen la escuela, recursos para hospitales que funcionen, infraestructura para crecer, posibilidades para que nuestros profesionales no emigren, financiamiento para desarrollar nuestra ciencia…
Como en muchos otros momentos, en un ciclo trágicamente circular, volvemos a la disyuntiva entre ser un país soberano o el mero patio trasero del Norte. Con el agregado, esta vez, de la crueldad como método del debate político. Una fuerza oscura e inédita en la historia reciente, que vino para eliminar las conquistas obreras que costaron décadas de lucha, esfuerzo, dolor y vidas.
No dejemos que la apatía nos gane. El futuro que buscamos siempre estará en nuestra voluntad. Como ciudadanos y también como trabajadores y trabajadoras conscientes de su lugar y orgullosos de participar, este domingo reafirmemos quiénes somos en el ejercicio de una decisión democrática de valor histórico.
Por Jorge Molina Herrera Secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba
