SAN MARTÍN SIGUE CABALGANDO POR LA UNIDAD LATINOAMERICANA

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El calendario nos brinda todos los 17 de agosto la posibilidad de recordar la figura señera del General San Martín.

Una multiplicidad de actos oficiales parece cumplir, año tras año, con el ritual de la efeméride. En las escuelas primarias, atildadas y comprometidas maestras –formadas en el magisterio liberal sarmientino- leen a los niños alguna máxima del General a su hija, a modo de síntesis –rapidita- de su vida y de su obra.

No muy distinto es el panorama en las escuelas secundarias. Muchas veces profesores escépticos y mediatizados por el discurso derrotista de la posmodernidad, leen anodinos discursos en los que se narra –metódica y aburridamente– la biografía del “gran hombre”.

Frenteaellosescuchangruposdeadolescentesabúlicosque,peseatodoloquesedice de ellos, están esperando otro mensaje y a los que les encantaría conocer más de la historiadelhombreJosédeSanMartín,nodelbronce;delasvicisitudesdesuépoca,no delmitosagrado,delosavataresdesuluchademocráticaporlosderechosdelhombre, de sus amores, de sus sueños de liberación continental…

Solo de tanto en tanto se escucha que algún osado profesor rompe con las canonjías y lasolemnidadqueimponelamarmolizaciónyeldiscursomitrista -adheridocomouna estalactita en las escuelas- y dice que Bolívar nole robóla gloria enGuayaquil o quela burguesíacomercialdelpuertodeBuenosAires-conRivadaviaalacabeza-ninguneóy retaceó el apoyo para la campaña a Chile y directamente boicoteó la expedición libertadora al Perú.

Si a esto le sumamos los discursos conolor a naftalina de los figurones de la Academia y las monsergas de los periodistas del coloniaje, el panorama no parece ser muy alentador. Pese a todo, la figura revolucionaria de San Martín se yergue, enhiesta, enfrentando la tarea realizada por el aparato difusor de ideas al servicio de la clase dominante. La labor de estos lacayos del pensamiento ha estado destinada a escamotearsucompromisoconlaliberacióncontinental,suposturaideológicade

liberal revolucionario y profundamente antiabsolutista, sus planteos económicos proteccionistas desarrollados en Cuyo bajo la impronta del Plan de Operaciones de Mariano Moreno, su relación amistosa con los caudillos federales, su desprecio por el lujo aristocrático, los blasones y el comportamiento avaro de los comerciantes porteños.

Todo esto ha sido ocultado deliberadamente. Claro, es más fácil crear un mito. Se lo puede admirar, pero no seguir en su camino. Porque para el hombre de a pie, para el joven estudiante el mito no dice nada, es una estatua, está allá, lejos, es inalcanzable. Ahora, si es un hombre, con sus virtudes y sus defectos, su legado se humaniza y sus banderas y sus ejemplos sirven como emblemas para la lucha política del tiempo presente.

Ese es el miedo de los poseedores. Las clases dominantes, de ayer y de hoy, necesitan un relato legitimado del pasado para fundamentar la opresión que ejercen en el presente. Todo el discurso oficial sobre San Martín es el discurso del poder.

Hoy, que ya hemos celebrado los doscientos años de aquellas gestas de liberación, debemos volver sobre el legado sanmartiniano. Debemos polemizar con aquellos chovinistas de derecha que han sacado chapa de “nacionalistas” con discursos antichilenosyrecordarlesqueSanMartíncruzó lacordilleraconlaBanderadel Ejército delosAndes.Quesusprincipalesoficiales(O’Higgins,Freire,etc.)eranchilenos,queel heroicoguerrilleroManuelRodríguezfueunafiguraclaveparaSanMartínenlaguerra de guerrillas. Esos mismos sectores son los que hoy siguen alentando las disputas con el país hermano y, por ende, favoreciendo la balcanización de nuestra América, tan necesaria a los intereses imperiales.

O aquellos otros que desprecian a loshermanosperuanos que llegan a trabajar a estas tierras desde un discurso reaccionario en el que, a veces, campea la vieja tesis mitrista de que San Martín “les ha regalado la independencia”. Como si no hubiera habido combatientes peruanos en el Ejército Libertador, como si Arenales, “el apóstol de los indios” hubiera insurreccionado solo con argentinos la sierra peruana contra el absolutismo.

Ensíntesis,tenemosquecontarlahistoriadeSanMartíndeotramanera.Todavíatiene mucho paradecirnossobreesteangustioso pero promisoriopresentequeseabriráen toda Latinoamérica.

RecuperarellegadodelGranCapitán,recuperaresavozquenosvienedelpasadopara la lucha política del presente es mucho más que mero un ejercicio académico o un esmerado trabajo arqueológico, es la certeza de que el cambio es posible, es ver -con gran satisfacción- el miedo que les da a los plutócratas que San Martín, otra vez, esté cabalgando por la unidad latinoamericana.

Por Maximiliano Molocznik

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