Especialistas afirman que ante la avanzada pérdida de hábitat, pueden desaparecer muchas especies que habitan las sierras de Córdoba. Los reiterados incendios y la pérdida de bosque alteran el funcionamiento de los ecosistemas.
Una de las tantas consecuencias de los incendios es el daño al hábitat de muchas especies que viven en las sierras cordobesas. Hay muchos animales que fueron alcanzados por el fuego y que tienen susceptibilidad a la extinción por sus características biológicas. Por ejemplo, hay especies endémicas, únicas en los lugares, que, si su hábitat es alterado, no tienen dónde ir. Por eso desaparecen. Otras especies consumen un solo tipo de recurso y, si no lo tienen, se extinguen.
“Los ambientes naturales en Córdoba están deteriorados. Los pocos relictos de bosque concentran muchos individuos de cada especie. Los incendios reducen aún más estos lugares y complican a los animales encontrar alimento y desarrollarse. Muchos animales se han muerto quemados”, explica Daniela Tamburini, doctora en biología e investigadora del Conicet en diálogo con La Voz.
La particularidad de esta época del año es que es fundamental para la reproducción debido a las mejores condiciones climáticas. Muchas especies tienden a huir del fuego, pero algunas son alcanzadas por él con crías o poniendo huevos. Existe una cadena que configura el funcionamiento del ecosistema.
Los árboles, durante estos meses, comienzan a florecer para tener frutos en verano. A su vez, los insectos son fuentes de alimentos de muchos animales. “No es sólo que simplemente sobrevivan. Necesitan hábitat, otro congénere para reproducirse y alimento de plantas y bichos. En los bosque quemados, tienen que moverse más para conseguir el alimento que necesitan. El bosque quemado lleva años recuperarse. Reforestar no es hacer un bosque. Lo mejor es cuidarlo a él y a la fauna”, argumentó la especialista.
Fuentes del Ministerio de Ambiente consideraron que particularmente en la zona donde ocurrieron los incendios, no hay gran presencia de animales endémicos. En sí, los incendios han afectado directamente la distribución que tenían mamíferos y reptiles. “Queda analizar cuál es la reacción de estas especies y cómo influye en su existencia”, reconocieron, sin embargo.
“En la zona de los incendios podíamos encontrar: especies de aves como rey del Bosque (en peligro crítico previo a los incendios), carpintero negro, carpintero lomo blanco, águila coronada, reina Mora y loro hablador (en zona de Chancaní). También mamíferos como pumas, zorro gris, zorrino, corzuela parda, gato montés, pecarí de collar y reptiles como la yarará grande , yarará chica y serpiente de coral”, detallaron.
A su vez, expertos señalaron que el chancho quimilero, endémico de toda la región chaqueña y en peligro de extinción, complica aún más su supervivencia por la reducción de hábitat.
El chancho pecarí es un mamífero que ocupa la región chaqueña. La gente lo caza y, sumado a esto, la pérdida de hábitat altera su existencia. Esta especie se puede mover, pero en esta época suelen estar con crías, lo que les dificulta huir. Los animales que logran escapar no encuentran alimento porque todo está quemado.
“Hay especies que ya estaban complicadas antes de los incendios. Por ejemplo, en el oeste de la provincia de Córdoba, en los bosques chaqueños, en zonas de llanuras, hay mamíferos endémicos que sólo viven ahí. Estos incendios los afectan aún más”, agregó la especialista.
Los yaguaretés y los pumas son especies que necesitan mucha superficie, si se reduce su hábitat, es posible que su población se disminuya. Lo que puede derivar en una extinción, explican los especialistas. También se ven afectados los zorros. En la semana que pasó se vio a uno de esos animales quemado, escapando de las llamas, en la zona de Capilla del Monte. También fue noticia en La Cumbre cuando un gato montés fue atacado por perros mientras deambulaba por una zona urbana. Las autoridades creen que el animal estaba intentando salvar su vida, escapando de los incendios.
Otros animales que sufren las consecuencias de los incendios son los tuco-tuco, una especie endémica de la región. Se trata de roedores que van de 150 a 300 gramos y que habitan debajo de la tierra en distintas zonas de las Sierras de Córdoba.
Córdoba es la provincia más deforestada de Latinoamérica. Cada vez se ve menos fauna. “Hace más de 20 años que voy al campo y veo menos animales. Son los incendios, las rutas, la urbanización, reducción de hábitat. Córdoba no cuida sus ambientes naturales”, dice la experta.
El efecto del fuego sobre los organismos del suelo
Poca atención le prestamos a las especies que habitan nuestros suelos. Lo cierto es que allí se albergan millones de organismos que se conforman un ecosistema en miniatura. Las investigadoras, María Laura Moreno, María Fernanda Chiappero, María Rosa Rossetti y Natalia Pérez-Harguindeguy, en un trabajo conjunto sobre el tema, explicaron a La Voz: “Se ha estimado que en tan solo un gramo de suelo pueden encontrarse cientos de especies de bacterias, hasta doscientas mil hifas de hongos y una gran diversidad de invertebrados, entre los que se encuentran ácaros (parientes de garrapatas), escarabajos, hormigas y lombrices, entre otros. Estos organismos son esenciales para mantener la estructura, capacidad de infiltración, y fertilidad del suelo. Sin ellos, los suelos se vuelven menos fértiles, más compactos, y menos capaces de retener agua”
Los incendios afectan también su hábitat y sus recursos de alimentación. Además, tiende a la extinción de organismos que son fundamentales para determinados ciclos, como por ejemplo reciclar materia orgánica. Algunas especies, como las lombrices, logran escapar del calor adentrándose en las profundidades de la tierra. Pero muchas otras, se pierden.
“La biodiversidad del suelo es clave para recuperar el funcionamiento del ecosistema. La restauración depende en gran medida de no perturbar el suelo de modo que especies de plantas nativas y organismos del suelo puedan volver a crecer y recuperarse después de un incendio”, concluyeron.
Las aves, en peligro
Dentro de la fauna de Córdoba afectada por los incendios forestales que llevan más de una semana, se encuentran la aves. Si bien son las que menos sufren el impacto del fuego en el momento, por su capacidad de volar, estas buscan emigrar hacia otras zonas.
Una vez que salieron de la zona de llamas, ¿a dónde van? ¿Pueden regresar a las zonas afectadas? ¿Cuál es el impacto que genera su ausencia en la biodiversidad? Estas son las preguntas que responde el biólogo Gabriel Orso, especialista en ornitología.
“Las aves pueden anticiparse al fuego por la detección visual y a diferencia de los mamíferos estas no tienen sentido del olfato. Ellas se salvan porque vuelan. Sin embargo, las perdices, que son más caminadoras y tienen un vuelo corto de 50 metros, podrían verse afectadas por el fuego”, dijo el especialista.
Las aves pueden volar hasta cientos de kilómetros en busca de mejores condiciones de hábitat y cumplir sus necesidades. Las palomas nativas de Córdoba son excelentes voladoras y pueden hacer un vuelo continuo y por más tiempo. Lo mismo las golondrinas que planean por grandes distancias. En el caso de “los pajaritos”, estos tienen que hacer vuelos más cortos para descansar.
Emigran a las áreas que no fueron afectadas y el regreso a la zona incendiada depende de la especie. Por ejemplo: las que habitan en zonas de bosques no podrían hacerlo y buscan otros sitios donde instalarse.
También hay una gran cantidad de aves que anidan en sotobosques (las zonas herbáceas y arbustivas que se forma por debajo de las copas de los árboles), que es lo primero que consumen las llamas, por más que se escapen después no tienen dónde resguardarse y anidar.
Algunas buscan alimentos, como semillas, en las áreas abiertas que deja el incendio, pero por lo general abandonan el lugar porque no tienen los requisitos que necesitan para sobrevivir. “Se van y buscan otros refugios porque sino quedan expuestas”, agregó Orso.
Y aseguró que por más que no mueran por la acción del fuego, el impacto indirecto producido por este flagelo se ve reflejado en las generaciones futuras.
Además, el problema se acentúa porque en Córdoba, según especialistas queda menos del 3% de bosque nativo, porcentaje que seguramente disminuyó con los últimos incendios, el 2024 ya supera las 80 mil hectáreas quemadas, y cada vez se achican más las posibilidades de conservación de las especies.
Son esenciales
Las aves son reforestadoras porque pueden defecar en la zona incendiada y a medida que el bosque se va restaurando por debajo quedan semillas que pueden resurgir. Si no se interviene, el bosque rebrota tras ser colonizado por las especies llamadas generalistas, las que pueden adaptarse a distintos ambientes y favorecen la recuperación.
Las últimas en volver, cuando el bosque está reparado, son las especialistas porque necesitan un tipo de hábitat para sobrevivir.
En Córdoba hay alrededor de 400 aves. El noreste que es zona de bosque chaqueño, desde Miramar de Ansenuza hasta Las Salinas Grandes, también Ongamira y Chancaní, hay comunidades de aves de bosques y en Pampa de Achala, donde hay pastizales de altura, son comunidades de aves que están relacionadas con especies andinas.
Ya en el sureste de la provincia se encuentran las especies de pastizales de llanura, como las de la zona de la pampa húmeda. “Córdoba tiene una ubicación estratégica que vincula varios tipos de ambientes y se ve favorecida con la riqueza de aves”, expresó Orso. Además, tiene especies endémicas (se encuentran solo en un área específica) como la monjita salinera, que habita en las Salinas Grandes.
Estas aves son esenciales no solo desde el punto de vista ecológico sino también económico por la gran cantidad de turismo que recibe la provincia para avistarlas. Y con los incendios se pierde esa valoración.
Orso detalló cuáles son las aves de Córdoba que están en peligro de extinción y cuyas zonas fueron afectadas por el fuego.
En el caso del águila coronada, que vive en la zona de Chancaní, dónde se encuentra ubicado el Parque Provincial y Reserva Forestal Natural Chancaní y fue uno de los sectores que registró un fuerte foco de incendios esta temporada. Es una de las aves más grandes de la zona y se encuentra en peligro. También el loro hablador, queda muy poca población debido a los incendios, la deforestación y el mascotismo.
El carpintero negro es otra especie que está en peligro a nivel mundial (se distribuye desde Bolivia hacia Argentina), ya que depende mucho de los bosques, pero a pesar del tamaño reducido de su población es más fácil verlo en Córdoba, por eso muchos observadores visitan la provincia.
Otra es el rey del bosque, un ave que sufre la devastación porque habita en bosques serranos como los de las Sierras Chicas, valles de Punilla y Calamuchita. Viven en los árboles, y cuando se quema el bosque, se ven perjudicado.
Y dentro de las aves amenazadas se encuentran: la reina mora, el pepitero gris, el pepitero de collar, el halconcito gris y el águila mora especies. Lamentablemente, el que ya se extinguió en Córdoba es el cardenal amarillo.
“A las problemáticas existentes que ponen en peligro de extinción de las aves, como la frontera urbana y agrícola-ganadera, se le suma la del fuego. Estamos cada vez peor”, señaló el ornitólogo.
Preocupación regional y global
Hernán Casañas, director Ejecutivo de Aves Argentinas, contó que la organización inició un proceso de trabajo de restauración, junto a la Provincia, en sitios preseleccionados dentro del territorio provincial, a través de la plantación de árboles nativos cuyos resultados se verán a largo plazo.
A la vez, reconoció que hay una preocupación global sobre la perdida de la biodiversidad, incluida las aves. Este es un grupo muy fácil de detectar y también para quienes estudian, por ende la información que se desprende es muy valiosa para entender lo que está sucediendo con el ambiente.
La pérdida de biodiversidad se debe a las practicas humanas. “A esta era la llamamos Antropoceno, donde se concentra la actividad humana de una forma muy lejana de la sostenibilidad, que es perjudicial para las otras especies y para el hombre “, destacó.
Esas otras especies entregan servicios ecosistémicos (agua dulce, aire limpio, polinización de los insectos), pero todo eso se ve afectado por la pérdida a gran escala de lo que es la biodiversidad global.
“La disminución de las especies es algo muy evidente. Tuvimos la suerte de contribuir a la creación de parques nacionales, uno de ellos Pinas- Traslasierra, y parque nacional Ansenuza. Esperamos que estos procesos sirvan para contribuir a las observaciones de especies y brindar una oportunidad para potenciar el turismo que es generador de puestos de trabajo”, afirmó.
Pero, recomendó promover formas de producción sustentables y premiar esos sistemas de producción con bonos verdes (fondos financieros destinados a proyectos verdes).
Fuente: La Voz del Interior