El detrás de escena del primer debate presidencial mostró a los cinco espacios que compitieron conformes con el desempeño de su candidato, pero en términos generales las primeras lecturas observaron a Sergio Massa salir “airoso” de los duros cruces económicos mientras que a Javier Milei le reconocían haber evitado quedar como “un loquito”.
El debate organizado por la Cámara Nacional Electoral estuvo dominado por la aplicación del botón rojo del derecho a réplicay los comentarios fuera de micrófono de los postulantes a la Presidencia, que no fueron captados por la transmisión televisiva pero sí por los periodistas que presenciaban los intercambios en el lugar.
En el centro de convenciones Forum de la capital de Santiago del Estero, donde se realizó el debate, hubo casi 300 personas que se mantuvieron en silencio durante más de dos horas.
No hubo aplausos ni gritos que interfirieran en el desarrollo de las exposiciones, pero sí hubo momentos en el que los distintos sectores cruzaron gestos, que no derivaron en enfrentamientos.
Fue una muestra de convivencia porque los seis asesores de cada candidato y sus 19 invitados no ocuparon todos juntos un sector del salón tras las cámaras de TV, sino que se fueron sentando de a pequeños grupos, mezclados.
En la primera línea de invitados especiales sí se respetó un lugar para cada sector: el espacio de la Libertad Avanza de Javier Milei se sentó en la punta del atril, al lado de ellos estaban los de Unión por la Patria y luego los de Juntos por el Cambio que ocuparon el centro del salón.
Del otro lado, se ubicaron los dirigentes del Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad (FIT-U) y los del cordobés Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País).
El único grito provino de donde estaban sentados los representantes de la ultraderecha pero fue justamente un dirigente de izquierda quien vociferó: “Presentes”.
El alarido se escuchó en el fragor del intercambio por los derechos humanos entre Milei y la candidata del FIT, Myriam Bregman.
Bregman, abogada en causas de DDHH, despertó las primeras risas cuando llamó “gatito mimoso del poder económico” a Milei, quien por su lado mantuvo todo el tiempo un ida y vuelta con sus asesores con sonrisas y gestos burlones cuando hablaban otros candidatos.
El momento más tenso fue el bloque de preguntas cruzadas entre los candidatos, pero el tono casi agresivo de los cruces y las réplicas no tuvo eco en el detrás de escena, que siempre respetó las normas.
Lo que sí provocó sorpresa y alguna incomprensión entre todos los presentes fue la utilización de los denominados ‘botones rojos’ para los cinco derecho a réplica que tenía a disposición cada candidato para los bloques de economía, educación y derechos humanos.
Por una confusión en la organización, varios asesores admitieron que habían pensado que eran cinco por cada eje temático, lo que fue aclarado en el mismo debate por los moderadores.
Cuando llegó la explicación, la mayoría de los candidatos (salvo Bregman) había agotado casi todos los derechos a réplica, empujados por los cruces sobre la economía.
Otra cuestión discutida fue el uso de la palabra cuando no era el momento asignado al candidato, algo que no quedó claro en la televisación.
Al turno de Massa de hacer una pregunta a Milei, el candidato peronista le pidió al libertario que le pidiera perdón al papa Francisco por sus dichos contra el sumo pontífice.
Mientras Milei respondía -con el micrófono abierto-, Massa -con el micrófono cerrado- le repitió tres veces “hacelo”, en referencia a que el candidato de ultraderecha le pidiera perdón al papa Francisco.
Al terminar su respuesta, Milei -con el micrófono cerrado- protestó: “Quiero que se cumplan las normas porque acá hay candidatos que hablan y nosotros escuchamos”, y agregó: “Bregman tampoco cumple porque se pasa de tiempo”.
Bregman respondió, ambién con micrófono cerrado: “Milei, bajá el dedito”, porque el candidato de LLA hablaba apuntando a la candidata del FIT.
Para sorpresa de muchos, mientras se produjo este cruce no hubo ningún grito por parte de los asesores e invitados que se mantuvieron al margen.
En el primer corte, los candidatos se retiraron a rápidamente a dialogar con sus asesores en los camarines armados especialmente mientras que los invitados compartieron un refrigerio en el salón contiguo y charlaron con normalidad radicales, peronistas, liberales y socialistas.
Luego, en orden y acatando los tiempos televisivos, los dirigentes junto a periodistas invitados especialmente por la Cámara Electoral cortaron sus diálogos y volvieron cada uno a su silla respectiva, una actitud que también fue destacada porque no siempre sucede en este tipo de eventos.
Fue una muestra del clima que reinó tras bambalinas, donde no hubo hostilidad sino cortesía y hasta intercambio de bromas entre los distintos espacios, que reconocían ocurrencias y hallazgos de los competidores.
La excepción de la noche fueron los representantes de la LLA: pusieron un halo de distancia del resto y se mantuvieron al margen de las charlas en los cortes de la televisación.
En el segundo corte, cada espacio ya se sentía ganador mientras buscaba en sus celulares repercusiones desde el exterior, ya que en el set los aparatos electrónicos estaban en modo avión o apagados por pedido de la organización.
Al finalizar, todos salieron satisfechos y remarcando que salvo por el tema del derecho a réplica había sido un buen debate, y se mostraron orgullosos de la muestra de civismo a 40 años de democracia.
A la hora de los balances, cada uno intentó promover su interpretación de lo que había ocurrido aunque hubo evaluaciones que reconocían méritos en el desempeño de los rivales.
Algunos dirigentes de JxC de extracción radical coincidieron en que Massa había “salido impune” y que “no le pegaron como se esperaba por la inflación”, mostrándose algo frustrados, aunque al mismo tiempo destacaban: “Patricia estuvo bien”.
Desde LLA, por su parte, remarcaron el comportamiento de Milei y su postura ante cada tema: “Vieron que no es un loquito como lo quieren hacer figurar”, dijo uno de sus principales asesores.
El final del debate tuvo otra ‘perlita’, que fue el saludo con desgano de Milei a Massa, una distancia que contrastó con el abrazo con Schiaretti, mientras que los primeros que se saludaron con la mano fueron el ministro de Economía y Bullrich.
Bregman, en tanto, no saludó a nadie y se retiró molesta por los planteos que se habían escuchado en materia de derechos humanos y las afirmaciones en ese punto del exponente ultraliberal.
Fuente: Télam