En estos tiempos oscuros y tenebrosos, en Córdoba también hay cada día menos luz, en un proceso que ha tomado un camino donde lo social -a medida que lo dicta el poder real- se ha vuelto mala palabra y es ley la discriminación, el odio, la crueldad, el desprecio a todo signo de humanidad.
Como si fuera poco lo que acontece alrededor de la Caja de Jubilaciones de la provincia, donde siempre hay “crisis y emergencia” pero nunca se ven números reales de la gestión interventora , y donde la solución es atropellar derechos, hay más.
Con una metodología que agobia, el gobierno provincial avanza sobre la Justicia, en un entramado de artilugios y complicidades. Con argumentos algo huecos se crea la “Procuraduría penitenciaria”. Córdoba es una de las seis provincias que NO TIENE ley ni mecanismo local para crear el Comité contra la Tortura, integrados en el Comité Nacional para la Prevención de la Tortura. Las promesas realizadas por algunxs funcionarixs, quedaron ahí y hoy se pretende reemplazarlo por una entidad con cargos vitalicios y difusa función.
Pero la perla es el anuncio de “ELIMINAR NARANJITAS Y LIMPIAVIDRIOS”, ya militado por un monigote nazi (Maqueda) y que aparece como la “solución” a todos los males que reclama la ciudadanía. ¿Qué es “eliminar”? (Reminicencias de Bussi en Tucumán con los linyeras?).
Nadie de los bloques mayoritarios habla en la Unicameral de crear trabajo, de impedir que sigan cerrando empresas, dejando familias en la calle, sin contención alguna. La respuesta es castigar a los que piden. Estamos muy cerca del fascismo.
Pedir que reflexionen es inútil; la representación política está cada vez más lejos de los intereses reales de la comunidad.
Por Ilda Bustos



