Las cloacas de la Justicia y la intensidad de una fobia

afa
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Tengo un conocido que cuando viaja acopia sobres de sacarina para un familiar que los colecciona. Siempre me ha parecido asombroso quien se vuelca de forma tan intensa en una filia. Es la diferencia entre quien dibuja la realidad, y la realidad que no tiene quien la dibuje. Pero hoy lo que está en auge son las fobias. No sé cuantas han salido últimamente. Son tendencia. Es curioso, estás un día comiendo y alguien te dice: “¿Sabes? Ya no te puedes reír de los que le quitan lo blanco al jamón cocido, que por cierto, se llaman LQGBY”. Han descubierto que no están solos, que no son uno ni dos, se han constituido creando un hashtag solidario, son una fuerza viva. Así se mezclan causas justas con manías persecutorias y surgen siglas que debes memorizar. Haces que no conoces las nuevas susceptibilidades para no admitir que estás al tanto, pero llegados a este punto, si hay jamón de York en una mesa, se crea una tensión rarísima.

La potencia de ciertas ficciones también definen como vemos el mundo, como lo pensamos. Hay gente que le tiene fobia a los jueces, y no pasa nada. Siguen ahí, aguantando. Tampoco son ni uno ni dos, ni están en las redes, ni han creado un hashtag solidario. Florecen cuando el rechazo cobra la intensidad de una fobia. Nada nuevo. Coincidamos en que gran parte de la judicatura no ayuda a rebajar la vanidad de su especie.

Este martes se produjo un nuevo “vodevil” judicial. “Guerra contra la AFA, y guerra entre magistrados” (tituló Raúl Kollman en su excelente nota en Página 12). Resumiendo: El juez Luis Armella, a instancia de la fiscal Cecilia Incardona, se quieren quedar con el expediente de Sur Finanzas en manos del juez Federico Villena. Con la maniobra accederían a la información de los contratos de “sponsorización” de un número importante de clubes de fútbol. El objetivo final, amparado por el Ejecutivo, es poner en sospecha a gran parte de las entidades, y en consecuencia, a la dirigencia del fútbol cercana a la Asociación del Fútbol Argentino. La denuncia solo imputa a Banfield por un préstamo de dos millones de euros concedido, según la causa, de forma sospechosa. Sorprende que no sorprenda el accionar de los dos magistrados. Y entre guerra y guerra, la fobia crece, y el miedo. No tanto el miedo al futuro, sino el miedo a la incapacidad de pensar futuros mejores que el presente que tenemos.

No podemos imaginar en que medida todo es un gran decorado. Con una justicia trituradora de carne, envilecida y envilecedora de escándalos artificiales y bien escenificados que la convierten en una pulpa pegajosa y tóxica donde todos chapoteamos.

Resulta intrigante el aforismo de Kafka que habla del punto de no retorno que hay que alcanzar para ya no poder volver atrás. La fobia a la justicia crece, y mientras crece vemos el regreso, la expansión, el desbordamiento del más inmundo de todos los pecados, el del odio puro, que revienta desde las pestilentes de las cloacas del poder, edificadas para facilitar la más demoledora victoria de los señores feudales del dinero.

Por Jose luis Lanao

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