En el Día Mundial del VIH, el gobierno profundizó el ajuste y recortó programas esenciales de prevención y tratamiento

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Mientras el mundo reflexiona sobre el VIH el gobierno de Javier Milei presentó un Presupuesto 2026 que desfinanció herramientas clave de prevención, diagnóstico y tratamiento. Fundación Huésped advirtió por un “giro preocupante” que dejó expuestas a miles de personas.

En el mismo día en que el mundo reflexionó sobre el VIH, el gobierno de Javier Milei avanzó con un Presupuesto 2026 que profundizó el ajuste en una de las áreas más sensibles de la salud pública. Fundación Huésped denunció un “giro preocupante” en la estrategia sanitaria nacional, marcado por recortes que afectaron directamente a quienes viven con VIH, hepatitis virales, ITS y tuberculosis. Más aún, por más que a Milei y su junta les moleste, el presupuesto definió prioridades, y en este caso dejó claro que la salud pública no ocupó un lugar central.

Más adelante, la organización remarcó que el proyecto oficial redujo y hasta invisibilizó partidas específicas para VIH e ITS, debilitando pilares fundamentales como la prevención combinada, la detección temprana y el acceso sostenido a tratamientos. La ausencia total de la Profilaxis Pre-Exposición (PrEP) y la Profilaxis Post-Exposición (PEP) en las metas presupuestarias representó un retroceso grave: miles de personas habían accedido a estas herramientas en 2023, pero el gobierno decidió borrarlas del debate público y de la planificación estatal.

En el mismo tono, el presupuesto incluyó una caída drástica en el número de testeos rápidos disponibles. Para 2026 solo se proyectaron 581.000 pruebas, un 49,3% menos que en 2023. Esto resultó especialmente crítico en un país donde el 45% de los diagnósticos ya se realizaban de forma tardía, impidiendo el inicio oportuno del tratamiento y comprometiendo el principio de Indetectable = Intransmisible (I=I). A la vez, los reactivos de carga viral también sufrieron recortes: las 116.215 pruebas previstas resultaron insuficientes para cumplir con las dos mediciones anuales recomendadas por la OMS y ONUSIDA.

Con el mismo ímpetu, el Ministerio de Salud dejó completamente de lado la educación y la información pública: la distribución de materiales preventivos pasó de 275.565 unidades en 2023 a cero en la proyección de 2026. En paralelo, otras patologías también fueron golpeadas por el ajuste. Los tratamientos para Hepatitis C se redujeron un 44% entre 2023 y 2026, mientras que los insumos para tuberculosis cayeron un 11%. A pesar de ello, el ministro Mario Lugones evitó pronunciarse sobre las consecuencias sanitarias de este desmantelamiento.

Finalmente, Fundación Huésped sostuvo que “el derecho a la salud no podía ser una variable de ajuste presupuestario” y advirtió que la falta de inversión generaría mayor transmisión, diagnósticos tardíos y peores desenlaces clínicos. En el Día Mundial del VIH, mientras el mundo reafirmó compromisos, el gobierno argentino eligió recortar. Y lo hizo a sabiendas de que cada peso que no se destinó a prevención y tratamiento implicaría un costo humano y económico mucho mayor.

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