El gobierno busca mantener el programa económico sin alteraciones con un dólar que se afianza lejos de la banda superior. Por la apertura comercial, apreciación cambiaria y reservas negativas hay dudas sobre la consistencia del plan.
En una semana en donde el dólar bajó y se aleja del techo, el ministro de Economía, Luis Caputo, profundizó lo que venían sosteniendo desde el gobierno. El corazón de la política cambiaria (el esquema de flotación entre bandas) continuará. En la Bolsa de Comercio, la cabeza del equipo económico reflexionó sobre el mensaje de las urnas al afirmar que fueron elegidos por “el orden macro” y por “dejar atrás las épocas de devaluación y default”. ¿El dólar barato llegó para quedarse?
Sobre las opiniones de que el tipo de cambio está apreciado, Caputo enfatizó que al haber “récord de exportaciones” esto tira por tierra las objeciones sobre el tipo de cambio. Inclusive, están quienes piensan que “podríamos darnos el lujo” de tener un dólar aun “más bajo que este”. El razonamiento es lógico, a mayores exportaciones se deduce que el valor del dólar es competitivo (en consecuencia, puede discutirse una mayor apreciación del tipio de cambio), pero también es parcial al no tener en cuenta las importaciones.
La experiencia reciente del año 2022 matiza, cuando menos, las afirmaciones del ministro. Aquel año se destacó por ser histórico en términos de exportaciones. Sin embargo, el boom exportador (u$s84 mil millones) fue seguido por un incremento notable de las importaciones (valuadas en u$s81 mil millones), de modo tal que esto opacó el superávit comercial. Si a esto le sumamos el pago de intereses de deuda, más consecuentes dificultades para recomponer las reservas líquidas y tensiones políticas, el resultado fue un 2022 con corridas cambiarias pese al récord exportador.
La fuga de capitales y el turismo se comen el saldo comercial
Hoy, a diferencia de aquel año, el Gobierno tiene a su favor el superávit fiscal y el oxígeno político que le dieron las urnas, pero las reservas están en negativo y las importaciones también vuelan esmerilando el superávit comercial. Además, hay dos elementos que agregan tensión y ponen al tipo de cambio bajo la lupa. Por un lado, el levantamiento del “cepo” para persona física calienta la demanda cuando el dólar está bajo mientras que, por otro lado, solo en el primer trimestre del 2026 el Gobierno deberá enfrentar vencimientos de deuda por más de 7.000 millones de dólares.
Para Arnaldo Bocco, consultor y exdirector del Banco Central, hay un atraso cambiario que se observa por aspectos técnicos y por el comportamiento de la demanda. En diálogo con LNM, el economista destacó que el promedio del tipo de cambio oficial real de los últimos 25 años, a valores de hoy, se ubica en $1.719. En consecuencia, esta apreciación cambiaria (dado que el valor actual está muy por debajo del promedio) potencia la salida por fuga y turismo. Desde el levantamiento del “cepo” en abril a esta parte se fueron casi u$s30.000 millones. “Se trata de un gasto improductivo equivalente al 55% de las exportaciones del período de mayor estacionalidad exportadora”, señaló Bocco.
El equipo económico no es claro con la acumulación de reservas
Tanto para el Fondo Monetario, como para actores del mercado y consultores en general, el principal problema de fondo son los próximos vencimientos de deuda y la poca vocación del gobierno para acumular reservas. El flanco más endeble del programa del Gobierno que a priori buscarán suplir con un aumento del flujo financiero. Si bien no hay claridad sobre el tema reservas, el vicepresidente del Banco Central sostuvo en Washington que el BCRA comprará dólares, pero bajo una condición.
El funcionario del Banco Central Vladimir Werning destacó que robustecerán las reservas cuando la actividad económica repunte. De ese modo, los pesos emitidos para comprar dólares no deberán ser esterilizados ya que serán demandados por la misma activación de la economía. Sin embargo, vale destacar que, a mayor actividad, mayor importación. De hecho, hoy el tipo de cambio encuentra en la recesión un aliado, de modo tal que, si la economía se activa, el superávit comercial se compromete por mayor demanda de importaciones.
Sobre este punto, Julieta Zelicovich, doctora en relaciones internacionales, dijo a LNM que “es esperable que si este acuerdo macro se expande se incremente el déficit comercial de la mano de mayores importaciones de tecnología y manufacturas de EE.UU., pero también hay mucho énfasis en el texto respecto de carnes, ganado en pie y servicios digitales norteamericanos”.
Fuente: La Nueva Mañana



