Sarkozy en la cárcel y Macri sin visitarlo

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Hubo un tiempo en que en la Argentina profunda la derecha tenía tres vacas sagradas: el párroco, el director del banco, y el sargento de la comandancia. Entonces las cosas estaban en su sitio.

Hubo un tiempo en que en la Argentina profunda la derecha tenía tres vacas sagradas: el párroco, el director del banco, y el sargento de la comandancia. Entonces las cosas estaban en su sitio. Dios en la alturas y las escrituras de propiedad bajo llave en el cajón de la cómoda. A la derecha ni siquiera se la llamaba derecha, sino gente de orden, con valores clásicos; entre ellos se saludaban levantando el sombrero al cruzarse después de misa mayor del domingo. A la hora de robar no tenían necesidad de meter mano en el caudal. Para eso ya estaba el Código Civil, el Código Mercantil, las notarías y los registros de la propiedad.

Por eso resulta inexplicable que una derecha tan educada, que sabía manejar tan bien los cubiertos del pescado, hoy se comporte con un estilo tan tabernario, tan ordinario. Hasta para robar se han vuelto vulgares. Por lo general el robo a un banco se realiza con la cabeza tapada, pero si se trata de atracar un país hoy se hace a cara descubierta, bien afeitado, bien trajeado, y desde el despacho de la última planta de un gran entidad. Hay países que se roban desde fuera (esto es de primero de carrera del FMI) y hay países que se roban desde dentro con apoyo desde fuera (esto es de segundo de carrera del “Círculo Rojo”). 

Lo cierto es que hoy se roba a plena luz del día. El expresidente francés, Nicolas Sarkozy, fue condenado a cinco años de cárcel tras ser declarado culpable de conspiración criminal en un caso relacionado con millones de euros de fondos ilícitos del difunto líder libio, coronel Muamar Gadafi. Desde 2012 el mandatario francés viene siendo objeto de varias investigaciones penales. Fue imputado junto a Gianni Infantino y Michel Platini por aceptar sobornos en la designación de Qatar para el Mundial 2022. 

El 27 de Enero de 2018, el presidente Mauricio Macri se encontraba, en el estadio Parque de los Príncipes de París, visitando por tercera vez en cuatro años a Nicolas Sarkozy –”Somos buenos amigos”, expresó–, acompañado de Infantino y Platini. En el cuarteto se respiraba buena sintonía, al punto que en 2020 el ex mandatario argentino se convertía en presidente de la Fundación FIFA. A nadie se le ocurriría preguntar (salvo a un delirante conspiranoico) cómo se alcanza una instancia de poder tan elevada en un organismo de fama internacional con tantos casos de corrupción por resolver en tu país. Sencillo: sabiendo que limpiar es mover la porquería de un sitio a otro.

“Sin la intervención de Sarkozy, Qatar no habría obtenido nunca el Mundial”, manifestó Joseph Blatter al diario francés Le Monde. El ex presidente de la FIFA ligó el apoyo del expresidente galo a la compra del París Saint Germain por Hamad bin Jalifa Al Thani, emir de Qatar, otro gran amigo de Mauricio Macri.

Desde hace una década los diccionarios más famosos del mundo eligen lo que llaman “la palabra del año”. El diccionario Macquarie, australiano, elegía tiempo atrás la palabra “enshittification” (“enmerdar”). La clavó. Nos están enmerdando. ¿Y cómo? Algo que se ajusta muy bien a la realidad de nuestro país. Nos están enmerdando la sanidad, la educación, los salarios, los servicios públicos, los precios. Nicolás Sarkozy en la cárcel y Mauricio Macri sin visitarlo. Hasta la amistad nos están enmerdando.

Por Jose Luis Lanao

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