ONGARO Y TOSCO

ongaro y tOSCO
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Tenía apenas 45 años aquel veterano combatiente de mil batallas sindicales, aprovechando su condición de clandestino la traicionera enfermedad lo empujó tempranamente a la muerte.

Inexplicable que aquellos enormes dirigentes que habían sorteado las peores persecusiones en dictadura, fueran ahora acechados por las mismas fuerzas reaccionarias escudadas en una anémica democracia por la cual ellos habían luchado durante años sin tregua alguna.

El sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba intervenido, la Federación Gráfica Bonaerense disuelta, Raimundo Ongaro en la cárcel, Agustín Tosco obligado a la clandestinidad.

En mayo del ’75 la Triple A asesina a Alfredo, el hijo de Raimundo, desde la dirección del sindicato en la resistencia, Agustín le envía un mensaje solidario.

“Atribulados por esta irreparable desgracia que enluta su hogar y conmueve a todo el movimiento obrero y a los sectores populares y democráticos argentinos (…) Los trabajadores sabemos de la fortaleza de ánimo de este viejo luchador que supo soportar con entereza la represión, las persecusiones y la cárcel a que lo sometió la pasada dictadura (…) Los viles asesinos fascistas procedieron a vengarse salvajemente de toda la lucha, de ayer y de hoy del compañero Raimundo Ongaro; asesinaron a su querido hijo, fiel compañero y admirador de su padre; el que siempre lo visitaba en la cárcel; le transmitía el aliento obrero y popular que flotaba afuera (…) Recibe junto a tu familia, nuestro cálido abrazo fraternal desde lo más profundo del compañerismo y la amistad”.

Esos dos hombres que habían compartido largas jornadas de prisión, que habían respondido con grandeza a través de una solicitada pública en noviembre de 1971, desde el penal de Devoto, a las bajezas de Rucci, se hermanaban en la desgracia de aquellos oscuros e inesperados días del ’75.

Habían compartido el maravilloso tiempo de la CGT de los Argentinos, una central obrera con un Programa de Liberación Nacional y Social, artífice de históricas puebladas que acorralaron al dictador Onganía.

Raimundo, un peronista alentado fervorosamente por Perón desde el exilio, Agustín, un marxista respetuoso y respetado por las bases trabajadoras peronistas, dos inmensos dirigentes que no concebían la acción sindical sin el protagonismo activo de los trabajadores y trabajadoras, que entendían que el poder reside en la clase obrera organizada desde abajo y no en el aparato sindical.

“Más vale honra sin sindicatos que sindicatos sin honra”…

Por ser consecuentes con esa consigna fueron perseguidos por la intolerancia de las fuerzas reaccionarias más allá de los tiempos de dictadura.

En un nuevo aniversario de la partida de Tosco, vaya el homenaje con estos sentidos versos que le dedicara Don Armando Tejada Gómez:

“Toscamente Agustín, sangre de sangre nuestra

córdobamente hermano para que el día vuelva

contigo en cada nido, en cada campanario.

Y el motín de palomas que de tu sangre vuela.

Nadie se ha detenido, nadie te ha dicho me rindo;

a cada santo y seña tu multitud regresa,

con los puños en alto hacia la vida nueva,

y tu overol azul de patria en primavera”.

Por Hector Amichetti

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