El crecimiento vertiginoso del stock de pasivos estuvo motorizado principalmente por el endeudamiento con organismos internacionales, en un escenario marcado por la falta crónica de divisas y un creciente déficit de cuenta corriente.
De acuerdo con el informe difundido por el INDEC, la deuda externa bruta nominal trepó U$S23.783 millones (+8,5%) respecto del primer trimestre, llegando a U$S305.043 millones, el nivel más alto desde que existen registros oficiales (2006).
El salto se explica en gran medida por el endeudamiento del gobierno general, que se incrementó en U$S18.480 millones. Dentro de ese monto, sobresale el desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) por U$S12.398 millones, lo que consolidó al organismo como el principal acreedor del país.
Según los datos oficiales, la deuda externa con organismos internacionales ya asciende a U$S92.964 millones, de los cuales casi el 60% corresponde exclusivamente al FMI. El resto se reparte mayormente entre el BID, el BIRF y la CAF.
El Banco Central también engrosó su deuda en U$S2.380 millones mediante la ampliación de la operación de REPO con siete bancos internacionales, mientras que las sociedades no financieras, hogares e instituciones sin fines de lucro sumaron U$S2.435 millones adicionales.
Si bien el ratio deuda externa/exportaciones volvió a superar el 300%, por debajo del pico del 400% registrado en 2020-2021, el actual volumen absoluto de deuda representa un máximo histórico nominal y refleja el nivel de vulnerabilidad financiera en el que se encuentra la economía argentina.
Más del 70% de los pasivos externos está concentrado en obligaciones a largo plazo, pero el incremento acelera la dependencia estructural del país respecto de la deuda internacional, marcando un hito de endeudamiento pocas veces visto en la historia reciente.
Fuente: Primereando Las Noticias