Nació en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, el 13 de agosto de 1927 y murió en la misma ciudad, el 14 de mayo de 1966, en un evento armado, conocido como el tiroteo de “La Real”. Sindicalista, fue secretario general de la UOM Avellaneda, y secretario adjunto de la UOM Nacional.
Hijo de una inmigrante italiana y de un inmigrante español que fue simpatizante radical, dirigente del gremio del tabaco, y posteriormente comerciante al frente de una fábrica de pinturas. Atraído por el peronismo, se alejó de la red familiar, que resultó antiperonista. Pasó a trabajar como operario en refrigeración comercial en SIAM, empresa donde comenzó su carrera sindical, y llegó a ser miembro de la Comisión Interna en 1952. En 1952 se casó con Teresa Mossia. Tuvieron un hijo, Néstor.
Durante los años de la “Revolución Fusiladora” sufrió la represión del gobierno y estuvo inhabilitado para ocupar cargos gremiales, hasta la amnistía de 1958. En diciembre de ese año fue electo secretario general de la UOM Avellaneda, la segunda seccional metalúrgica más importante, después de Capital Federal. Además, en esa ocasión, fue electo secretario adjunto de la UOM nacional a cargo de Augusto Vandor. De ahí en más, fue reelecto en ambos cargos en todas las elecciones y Congresos siguientes.
Junto con Vandor integró el secretariado de la CGT, entre 1961 y 1963, en la llamada “Comisión de los 20”, comisión provisional que se hizo cargo de la central obrera hasta su normalización (García fue secretario general suplente de Vandor). Después de 1963 participó en la CGT interviniendo por la UOM en los Comité Centrales Confederales y en diversas Comisiones. También fue delegado por la UOM en Las 62, e integrósu mesacoordinadora en diversas oportunidades.Participó de un conato insurreccional peronista, el de Miguel Ángel Iñíguez, en 1960. En esa oportunidad, antes y después en el marco de huelgas metalúrgicas, estuvo con pedido de captura y prófugo en varias oportunidades.
Formó parte de la delegación de la CGT y la UOM (y otros sindicatos) que viajó a Cuba en 1961. En marzo de 1962 estuvo en Madrid para evitar que dirigentes abstencionistas presionen a Perón para que ordene no concurrir a las elecciones que finalmente ganó Andrés Framini; Rosendo García se quedó de guardia varios días y retransmitía telefónicamente que la orden era votar. Estuvo en Madrid con Perón en otras ocasiones, en gestiones por la UOM, o por el movimiento peronista.
Después del triunfo peronista en las elecciones legislativas de marzo de 1965 su nombre comenzó a circular como precandidato a gobernador bonaerense para las elecciones de 1967. La fracción del peronismo que se referenciaba en Augusto Vandor sostuvo esa precandidatura durante 1966, frente a otras opciones que se barajaban en el sector encabezado por Isabel Perón y José Alonso.
De cualquier forma, encontró la muerte de manera repentina en la madrugada del 14 de mayo de 1966, en el bar y pizzería “La Real”, en Avellaneda, en un incidente armado entre la cúpula del vandorismo (que tenía una reunión política en el teatro Roma, a pocos metros de La Real) y un grupo de militantes antivandoristas de Acción Revolucionaria Peronista (ARP, liderada por John William Cooke). Además de Rosendo García, murieron Juan Salazar y Domingo Blajaquis, de ARP. A partir de esas muertes, Rodolfo Walsh realizó una investigación, publicada durante 1968 en el semanario CGT (de la CGT de los Argentinos).
Un año después, en forma de libro: ¿Quién mató a Rosendo? Rodolfo Walsh afirmó, que fue un “simpático matón y capitalista de juego”, señaló su enriquecimiento personal, su llegada a las bases, y destacó una supuesta lejanía con Vandor por problemas por la conducción metalúrgica y las elecciones de 1967, al punto de presentar a Vandor como posible asesino de Rosendo. La investigación de Walsh tuvo muchos objetivos, entre ellos reivindicar a las víctimas de ARP, y desmentir que el episodio fuera un intento de matar a Vandor, como sostuvieron otros escritores, como Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde. Las muertes de La Real nunca fueron esclarecidas por el Poder Judicial por falta de pruebas concluyentes.La víctima es puesta en escena como un caudillo carismático, mano derecha de Augusto Timoteo Vandor antes de su muerte, quien tenía promesas políticas que incluían la posibilidad de desplazar a su compañero. La obra reconstruye el contexto socio-político argentino de la época, preludiando con detalles los hechos ocurridos en la confitería: quién llegó primero, quiénes estaban armados y qué hacían las otras personas del lugar. Walsh relata lo acontecido desde distintos puntos de vista, sin terminar de esclarecer la verdad sobre lo acontecido.
Por Alejandro Franchini