Demoledor pronunciamiento de CSIRA: denuncian colapso productivo y anticipan un industricidio

Industria
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Durante el último año, la industria argentina sufrió un retroceso sin precedentes. En 2024, la actividad manufacturera cayó 9,4%, la construcción se desplomó 27%, y la minería también se contrajo, particularmente la vinculada con la actividad de la construcción. Más de mil empresas industriales cerraron desde 2023, con la pérdida de más de 31 mil empleos formales en la industria. Los empleos perdidos totales son casi 100 mil, si sumamos los de construcción y minería. Este escenario es resultado directo de políticas que combinan apertura indiscriminada de importaciones (con un tipo de cambio que hace perder competitividad), crédito inaccesible y un mercado interno paralizado.

La continuidad de este rumbo amenaza con profundizar la desindustrialización, debilitando el entramado pyme y condenando al país a importar tecnología y trabajo. No hay desarrollo sostenible sin una industria nacional sólida y diversificada, que aporte valor agregado. 

Mientras las potencias globales como Estados Unidos, la Unión Europea y China protegen su trabajo e industria, en Argentina se eliminaron aranceles, programas de financiamiento y medidas de protección como el impuesto PAIS y los instrumentos antidumping.

Estamos transitando hacia una economía reprimarizada, que exporta recursos como el litio, soja y petróleo sin desarrollar cadenas de valor, con salarios que apenas recuperan una fracción de lo que estamos entregando. 

Por otro lado, la desregulación del cabotaje nacional impuesta por el DNU N.º 340/2025, al habilitar que buques extranjeros reemplacen a los argentinos en el transporte de combustibles, alimentos e insumos esenciales, compromete la seguridad económica del país y la soberanía. La nueva normativa, una vez implementada, supondrá un inmediato aumento del desempleo, fuga de divisas y mayor precarización laboral.

El sector científico tecnológico enfrenta un brutal ajuste. El desarrollo nacional solo es posible con inversión en educación, investigación científico tecnológica, y agregado de valor. Por eso, desde la CSIRA, reclamamos que la ciencia argentina vuelva a ponerse al servicio de la economía y la producción. Consideramos que la educación – en todos sus niveles – es el motor del crecimiento y del empleo argentino. 

El verdadero “cepo” es al bolsillo de los trabajadores: exigimos paritarias libres que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido y rechazamos la intervención del Gobierno en las que utilizan el salario como un ancla antiinflacionaria en una economía con precios completamente liberados.

El aumento constante de tarifas multiplicó el gasto de los hogares, sobre todo en los sectores medios y bajos. En paralelo, el salario mínimo perdió un 32% de su poder de compra entre diciembre de 2023 y abril de 2025.

Fuente: Motor Economico

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