TikTok volvió a quedar atrapado en el fuego cruzado de la rivalidad entre Estados Unidos y China. El martes, Donald Trump extendió por 90 días el plazo para que la red social más popular entre los jóvenes consiga un comprador no chino y evite el bloqueo en suelo estadounidense. La decisión no fue un gesto de buena voluntad: Trump busca evitar otro conflicto abierto con Pekín.
El argumento formal es el de siempre. Washington dice querer impedir que los datos de millones de usuarios queden en manos del gobierno chino a través de ByteDance, la empresa dueña de TikTok. Aunque no se presentaron pruebas concretas, el relato de la “seguridad nacional” sigue siendo funcional a la pulseada geopolítica.
Un negocio atrapado en la guerra comercial
La operación ya estaba bastante avanzada. Oracle, el gigante informático que ya tiene los datos de TikTok US, se preparaba para liderar la compra junto a inversores estadounidenses. La idea era que ByteDance conservara solo un 20% y el resto quedara en manos locales. Pero la guerra comercial entre Trump y Xi Jinping –con aranceles, amenazas y acusaciones cruzadas– enfrió la negociación.
“Probablemente necesitaremos el visto bueno de Xi para mediados de septiembre”, admitió Trump, dejando entrever que la cuestión es menos tecnológica que diplomática.
El algoritmo, la verdadera joya
Más allá de la base de datos, lo que realmente está en juego es el algoritmo de TikTok, ese mecanismo que decide qué videos ve cada usuario y cómo se viralizan. De quedarse sin esa herramienta, la app perdería buena parte de su encanto… y su poder de influencia.
Fuente: Pagina 12