La muerte del Papa Francisco, atrajo a miles de católicos (y a otros no tanto) de todo el mundo, quienes concurrieron al Vaticano para expresarle su devoción y reconocimiento por todo lo que había aportado con su humildad y fraternidad.
Algunos argentinos, a los que nada les viene bien, se sorprendieron por las palabras de los asistentes que manifestaron su agradecimiento por todo lo que hizo Francisco en favor del reconocimiento de derechos, con su mirada despojada de todo tipo de discriminación.
El instó a los sacerdotes a que intensificaran la actividad pastoral, para que la iglesia fuera inclusiva, donde todos/as tenemos parte, para que fueran a la periferia, tomaran contacto con la realidad y asumieran la defensa de los más débiles y de los excluidos.
Los católicos han asumido en gran parte estas reformas, por supuesto justas, aunque todavía quedan rezagos de una iglesia conservadora y afecta a los círculos de poder.
El Papa Francisco a través de los años ordenó como cardenales a muchos obispos de todo el mundo quienes han observado una actitud progresista y más cercana a estos tiempos. Y esperamos que el voto de estos nuevos cardenales incida favorablemente en la designación del nuevo Papa.
Francisco enalteció a la mujer y manifestó que la mayoría de ellas sabe manejar mejor los conflictos. Abrió las estructuras del Vaticano y muchas mujeres pasaron a desempeñarse en ellas con todo éxito.
Comprendió y acercó a los gays y a los divorciados y ayudó a las trabajadoras sexuales.
Consoló a los presos, condenó a los sacerdotes acusados de abusos sexuales.
Intercedió en favor de los migrantes que abandonan sus hogares miserables para buscar una mejor vida.
Animó a los jóvenes para que hicieran una revolución dentro de las estructuras católicas y políticas, en búsqueda de la Justicia Social.
Priorizó el diálogo interreligioso y la fraternidad humana, destacando la necesidad de la negociación en paz entre los beligerantes.
Entre sus Encíclicas -todas ellas importantes-, destacamos LAUDATO SI, del 24 de mayo de 2015, que sigue la línea trazada por el Gral. Juan D. Perón del 23 de marzo de 1972, dirigida a todos los Pueblos y Gobiernos del Mundo, sobre los problemas del cambio climático y la responsabilidad de los gobiernos para proceder a su resolución.
Escribe Francisco que “lo que está pasando en nuestra casa común” se resume en los problemas actuales relacionados con el medio ambiente: la contaminación, el cambio climático, la escasez de agua, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad global, la decadencia social y la iniquidad planetaria.
A pesar de que han pasado muchos años entre uno y otro documento, evidencian similitud en sus expresiones y son complementarios.
En los próximos días se procederá a la elección del nuevo Papa. Esperamos que el Espíritu Santo (al que tanto invocan), actuará en favor de un cardenal que continúe y profundice las reformas dictadas por el Santo Padre Francisco.
La memoria del Papa Francisco incidirá -sin duda- en las futuras generaciones, en la búsqueda de la paz y la hermandad entre los pueblos.
Por Elena Marta Curone