Sergio Massa se reunió este lunes con intendentes y legisladores en sus oficinas de la avenida Libertador en Buenos Aires, en un intento por encontrar una salida al complejo escenario electoral de la provincia de Buenos Aires, generado por la implementación de la Boleta Única para las listas nacionales. El líder del Frente Renovador está preocupado no solo por la interna entre Axel Kicillof y Cristina Kirchner, sino también por las implicaciones de esta nueva modalidad de votación en la estructura política de la provincia.
Según información obtenida por La Política Online (LPO), Massa ha estado trabajando en un modelo de boleta diferente al aprobado en el Congreso, siguiendo el diseño implementado en la provincia de Mendoza. Aunque ha mantenido algunos intercambios con Kicillof sobre este tema, tanto en La Plata como en las filas del Frente Renovador aseguran que estos son apenas borradores. Sin embargo, encontrar tiempo y espacio para discutir una reforma de esta envergadura en medio de la interna feroz del kirchnerismo parece casi imposible.
La propuesta de Massa incluye una boleta donde los distritos juegan un papel fundamental, aunque pone como condición inamovible que no se toque la ley que prohíbe la reelección de intendentes y legisladores en la provincia. Este punto genera fricción, ya que gran parte del arco político bonaerense ve en la Boleta Única una oportunidad para modificar la ley electoral y permitir otro mandato para aquellos que actualmente están limitados.
En 2025, esta ley afectará a un grupo importante de legisladores que hoy tienen el control de la Legislatura provincial. En el peronismo, algunos de los nombres clave en esta situación son Gustavo Soos, Teresa García, Omar Vivona, Facundo Tignanelli y Cuto Moreno. En el PRO, se encuentran Adrián Urreli, Aldana Ahumada y Matías Ranzini, mientras que en el radicalismo destacan Agustín Máspoli, Flavia Delmonte, Emiliano Balbín y Luis Celillo.
A pesar de la preocupación que muestra Massa, en la Casa de Gobierno no parecen compartir la misma urgencia. Según algunas fuentes, hay dos caminos posibles para resolver el tema: una elección concurrente, es decir, que se realicen las elecciones nacionales y provinciales el mismo día, pero utilizando la tradicional boleta partidaria en la provincia; o un desdoblamiento, que implicaría que las elecciones se celebren en fechas diferentes y con sistemas de votación distintos.
El desdoblamiento, sin embargo, plantea varios desafíos. Uno de los principales inconvenientes es que en ese escenario, el gobierno de Kicillof tendría que asumir los costos y la logística de organizar una elección completa, algo para lo cual no está actualmente preparado. En cambio, una elección concurrente permitiría compartir recursos, como la seguridad en los centros de votación y el transporte de las urnas, lo que reduciría significativamente los gastos. Sin embargo, quedan dudas sobre si se podría llegar a un acuerdo con el gobierno nacional para el conteo de los votos, dado que las boletas serían diferentes y estarían en urnas separadas, lo que también complica el escrutinio provisorio.
A pesar de estos obstáculos, en el entorno de Kicillof algunos ven con buenos ojos la posibilidad del desdoblamiento. Creen que la implementación de la Boleta Única a nivel nacional será confusa y caótica, por lo que organizar una elección provincial con el sistema tradicional les permitiría diferenciarse y evitar problemas. Sin embargo, lograr esto en medio de la tensa interna kirchnerista y los desafíos logísticos no será una tarea fácil.
