Si tuviéramos que mencionar lugares sorprendentes y ocultos de las sierras de Córdoba, sin dudas tendríamos que hablar de este sitio.
Se trata de la Cascada Escalera o el Salto Escalera, una curiosa cascada que para llegar a ella hay que recorrer varios kilómetros, pero cada uno de ellos vale la pena.
Cómo llegar
Para conocer este salto hay que dirigirse en dirección a La Falda, pero antes de llegar, a la altura de Molinari, se debe doblar hacia la izquierda (yendo desde Córdoba Capital) y tomar rumbo a la Pampa de Olaen.
Cruzando esta vasta extensión de pastizales y campos rodeados de los diversos cordones serranos, el paisaje comienza a ganar altura y la marcha se vuelve lenta debido a que se trata de un camino de montaña.
Además, son muchos los atractivos que presenta el trayecto y que llaman a detenerse para admirarlos: en primer lugar, se cruza el río Pintos, uno de los más bellos de la provincia, desde un puente alto se puede ver su curso y hasta hay bajadas. Luego, se presenta un tramo del curso del río San Gregorio; y, posteriormente, el río Ávalos, uno de los menos conocidos de la hidrología cordobesa. Todos aparecen unos metros para luego perderse entre medio de las montañas.
Hacia La Candelaria
Para tener una referencia clara a la hora de seguir el camino, siempre hay que ir hacia donde los carteles indican a Candelaria. Solo hay una bifurcación que puede presentar confusión ya que no tiene cartel, está a unos siete kilómetros antes de llegar y hay que doblar hacia la derecha.
Un dato importante es que se puede usar Google Maps para guiarse hasta la cascada, ya que la ruta figura en el buscador, solo hay que tener la precaución de haber activado antes la localización ya que, una vez en la zona, no hay conexión a Internet.
Desde el desvío en la ruta 38 son un poco más de 50 kilómetros, pero se tardan casi dos horas en recorrerlos debido a que se trata de un camino de ripio y en altura.
Por qué vale la pena
Un par de casas a los costados y un arroyo que corta el camino son el indicativo de que hay que bajarse del vehículo porque ya está cerca el lugar que vamos a conocer.
Vacas, caballos y algunos perros ofician de anfitriones, y hacia la derecha se encuentra la entrada a un campo donde está la cascada. Son apenas unos cien metros aproximadamente para llegar hasta la parte alta del salto.
Desde esa perspectiva solo se ve un corte en la superficie y poco a poco se van descubriendo los escalones que la conforman. Efectivamente, son escalones con cortes rectos, que resultan sorprendentes por la perfección en las que se cortaron y fueron formando una escalera.
Al bajar por un costado, se va tomando dimensión de esta formación, y fácilmente se llega hasta la base, desde donde se ve la forma perfecta de la escalera y el agua deslizándose por ella, en diferentes direcciones.
Desde abajo, se ve cómo el agua se acumula y se estanca un poco, mientras que a los costados, los árboles adornan el paisaje y dan una sombra ideal para sentarse y contemplar. Pero además, es imposible no pensar y elaborar hipótesis de cómo se formó esta cascada, con su morfología tan particular.
Fuente: La Nueva Mañana