El proceso descolonizador, hacia una epistemología del sur

Read Time:4 Minute, 4 Second

El camino peronista


No nos asusta pertenecer a la periferia, lo reconocemos y enfrentamos desde nuestra propia historia. Lo importante en este proceso emancipador es reconocernos colonia, pero tener en claro que lo propio fue ocultado, no surge adjetivamente por que falte, por carecer de existencia o adolezca de incapacidad, sino por tener la especial condición de conformar un proceso de ser y estar, muy distante del ser opresor, colonizador europeo, nuestro ser en el tiempo-espacio contempla la naturaleza, contiene al Otro como necesario para mi propia conformación, sin el cual el nosotros pierde vigencia.


Así entramos al siglo XX, considerados el patio trasero del ahora imperio opresor, los Estados Unidos de América, estos que sí pudieron unirse y prevalecer, impidiendo que nuestros estados latinoamericanos se unan. En este marco, Argentina, y todo el subcontinente sudamericano había sido presa de esa codicia capitalista yanqui y, ayudados por nuestros entreguistas nacionales, disgregaron a las masas con mentiras epistémicas y golpes militares, formando gobiernos entreguistas en toda la región, ejemplo pleno de colonización epistémica y pedagógica, fueron todas acciones aleccionadoras al respecto. Si todos estos procedimientos no satisfacían la voracidad del imperio se copaba a los gobiernos por la fuerza, en una operación realizada a dos tiempos: en primer lugar, el derrocamiento del gobierno democrático con la complicidad de las Fuerzas Armadas (golpes militares, que nuestra región tiene vasta experiencia en ellos), los medios de comunicación y los ministros de gobierno de turno; el segundo momento: la instauración de un gobierno en apariencia defensor de lo propio, con discursos tolerantes, pero con toda la capacidad del cipayo vernáculo entreguista.


El imperio que nos tocaba en suerte para estos lares, el yanqui y sus marines más la diplomacia de la CIA, de esta forma moldeaba su patio trasero para la extracción sin control de los recursos naturales restantes, ya saqueados por las potencias europeas desde el siglo XV. Para el resto del mundo, la historia les tenía preparado al imperio ruso-comunista, que no distó mucho de estos procedimientos y que, en su afán expansionista, también lucho por lo nuestro contra el monstruo estadounidense. Pero los “países periféricos” ya pensaban distinto, la resistencia estaba en marcha.


La Tercera Posición.


Los esfuerzos para zafar de la opresión estadounidense y de la expansión comunista-totalitarista, con ánimos de universalidad, no cesaban. En 1946 Argentina, tras una elección indirecta a través de delegados electorales, y al frente de una coalición de partidos políticos, elige como presidente a Juan Domingo Perón, quien como participe de la revolución de 1943, ya desarrollaba trabajos de gobierno.
Luego de un gobierno de Generales, más el apoyo del pueblo en su totalidad inclinado a los sectores obreros, Perón lanzaba su proclama más revolucionaria para la época, la Tercera Posición, iniciando una lectura política desde la periferia, en la que sostiene que las dos terceras partes del mundo pujaban por incluirse tras el surgimiento del denominado Tercer Mundo que derivaría, más tarde, en el viaje a Argelia para el ingreso de la Argentina al Movimiento de Países No Alineados en el año 1973.


Comienza su etapa gubernamental: el desacople de los dos polos dominantes, la inclusión de las masas al sistema de educación, cultura y consumo, la nacionalización de servicios y empresas claves para el desarrollo del estado, el control de los movimientos financieros de los bancos, una política externa orientada a la periferia, con la propuesta del ABC (Pacto de no Agresión, Consulta y Arbitraje, entre Argentina, Brasil y Chile), y un progresivo alejamiento de los imperios. Comienza, decíamos, la resistencia contra el imperialismo y los gobiernos entreguistas, para poder liberar a los países del Continente del yugo neocolonial.


Como hombre comprometido con una verdadera independencia nacional y latinoamericana, entendía que una epistemología connatural, aquella que reclamaba Jauretche, era fundamental; para esto, desde una pedagogía propia, autoriza y da su apoyo en todo sentido al Primer Congreso Nacional de Filosofía, en la Argentina


El peronismo despreciado, denigrado, siempre proscripto por ser la fuerza popular sin temor al populismo, con una conciencia de patria ampliada al continente que atraviesa los distintos extractos sociales, superando la lucha de clases, con sentimiento común de pertenencia identitaria, ha logrado sobrevivir a todos los ataques a través de los años, por estar conformado alrededor de los intereses nacionales y latinoamericanos, volcado a los pueblos como prioridad y al cuidado de los recursos naturales de los saqueos y la explotación foránea, que logró aun dentro del capitalismo predador, llevar justicia social y derechos a su pueblo en democracia, sin la postura violenta de aquellas revoluciones marxistas-leninistas, o los procesos dominadores de los yanquis, que llevan en su germen la eliminación de aquél que piensa distinto, que expresan profundas ideas totalitarias en su concepción, o apelando al golpe del fusil anulando la democracia.

Por el Filósofo Marcelo Rippa, productor del programa radial de PYV Córdoba, América para los americanos

Share on facebook
Facebook
Share on pinterest
Pinterest
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on email
Email
Scroll al inicio