La industria argentina no solo está en crisis: está desangrándose a marchas forzadas. Según un informe de la Unión Industrial Argentina (UIA), desde que asumió el gobierno actual más de 19.000 empresas cerraron sus puertas, lo que equivale a cerca de 1,2 cierres por hora, y con ello se perdieron más de 264.000 empleos formales registrados. Esa pérdida representa, en promedio, unos 394 trabajadores al día que dejan de tener empleo formal en todo el país.
📉 Una industria a la deriva
Los datos muestran un panorama brutal:
- La capacidad instalada opera al 61%, el peor nivel desde 2002, según estadísticas oficiales.
- Sectores emblemáticos como textil funcionan a menos del 33% de su potencial.
- Salarios, impuestos y pagos a proveedores se están dificultando para casi la mitad de las empresas encuestadas.
Alejado del relato oficial de “recuperación” económica, este escenario describe una industria que se contrae, que cede terreno ante importaciones más baratas, que no puede sostener sus costos y que ve cómo el empleo formal se desploma de forma sistemática.
🧨 La UIA en estado de alerta
En un relevamiento presentado por la propia UIA, casi la mitad de las firmas reconoció problemas para cumplir con al menos una obligación clave —como pagos de salarios, impuestos o proveedores— y cerca del 8% falla en todas ellas.
A esto se suma la caída sostenida del empleo formal en el sector privado: son cifras que se vienen acumulando en estudios de la entidad fabril, donde se observa que en los últimos meses un porcentaje creciente de empresas reduce personal o directamente despide.
Y esta tendencia no es nueva: otros informes de la UIA señalan que entre marzo y ahora se pierden entre 1.000 y 1.500 empleos industriales por mes, con sectores como construcción, textil, calzado y metalmecánica particularmente afectados.
⚠️ Industria y empleo: un colapso silencioso
El debilitamiento del mercado interno, el aumento de costos, la competencia de importaciones y la falta de financiamiento productivo son factores que empujan a muchas empresas al borde del cierre o al ajuste forzado de sus plantillas.
Para los trabajadores significa una amenaza directa a su estabilidad: cada día que pasa, centenares de familias pierden su empleo formal, con el consiguiente impacto en su calidad de vida, en el consumo y en la economía en general.
🗣️ ¿Qué dicen los industriales?
Martín Rappallini, presidente de la UIA, reconoció que la situación es “compleja” y que sin crédito productivo, sin políticas que estimulen la producción y sin una mejora real de la demanda interna, las fábricas seguirán cerrando y despidiendo.
Para sectores enteros del entramado productivo argentino, la preocupación ya no es abstracta: es el día a día, la fábrica que apaga sus máquinas, los salarios que se dejan de pagar, los obreros que buscan trabajo mientras crece la informalidad.
Fuente: LPO



