“Caputo admite que ya no hay más ajuste: ¿termina la paciencia o viene el caos fiscal?”

Caputo
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El ministro de Economía Luis Caputo reconoció lo que muchos ya susurraban en voz baja: el Gobierno ya no tiene más margen para seguir ajustando. Lo admitió justo cuando la presión crece desde todos los frentes —gobernadores exigiendo fondos, el campo reclamando tipos de cambio favorables, y una economía en recesión que hunde la recaudación.

Según Caputo, la receta del ajuste ya dio todo lo que podía: “Hicimos la mayor parte; ahora lo que hay que buscar es crecer y formalidad”, sentenció en un gesto de sinceridad que suena como una confesión de derrota.

📉 ¿Qué implica este agotamiento del ajuste?

  • El superávit primario acumulado en los primeros diez meses del año llegó al 1,4 % del PBI —ya cerca del techo que aceptan con el FMI.
  • El gasto público cayó más de 32 % interanual —el recorte estructural ya fue.
  • Lo que queda por ajustar son los subsidios: partidas sociales que, al recortarlas, pegarán de lleno en el bolsillo de la gente.

Según su lógica, solo si la economía crece sostenidamente —algo que parece más una apuesta desesperada que una expectativa realista— podrán bajar impuestos.

🌾 Dos frentes encendidos: provincias y campo

Caputo tiene dos llamados urgentes en la puerta:

  • Los gobernadores demandan recursos retenidos tras la sanción reciente del Presupuesto, lo que presiona contra la meta fiscal.
  • El sector agropecuario ya pide otra edición del dólar-soja, algo que golpearía aún más las cuentas estatales.

Con la recaudación real cayendo —noviembre fue el cuarto mes consecutivo de retroceso—, las chances de cumplir con la meta de superávit del 2,2 % del PBI son cada vez más remotas.

⚠️ ¿Y ahora qué? El ajuste termina, pero el costo lo paga la gente

Lo que viene ya no se puede disfrazar. Recién dejan el camino abierto: recortes más brutales, ajustes en subsidios, tarifas, salarios —o intentar empujar una “recuperación” con más endeudamiento o recortes sociales.

Para millones, el final del “ajuste gradual” no significa alivio: significa más hambre, más fragilidad, más incertidumbre.

Caputo lo dijo claro: no hay margen. ¿Quién se banca ahora la factura?

Fuente: LPO

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