Desafio historico para el peronismo

Peronismo
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Hace pocos días celebramos los 80 años de vida del Peronismo, una larga historia con sus días de gloria y también de dolor, amargura y confusión.

Trágicas aquellas jornadas en las que los zarpasos criminales de la reacción interrumpieron nuestra acción de gobierno, desconcertantes las que nos tocó enfrentar derrotas electorales.

Con proscripción o sin proscripción, los peronistas somos la única fuerza política en Argentina con capacidad y experiencia suficiente para enfrentar los tramposos escenarios que suele montar el enemigo oligárquico, tanto en dictadura como en democracia.

Basta recordar el cachetazo que le asestamos a la Fusiladora con más de 2 millones de votos en blanco en las elecciones constituyentes del ’57 o esas victoriosas elecciones del ’62 que apelando a un sobrenombre burlamos a los militares y rodó la cabeza de Frondizi.

Floja fue nuestra performance electoral en las presidenciales del ’63, cuando ciertos personajes del Movimiento comenzaban a tomar distancia del líder exiliado ensayando especulativas variantes políticas.

Hay una carta que Perón le envía a Raimundo Ongaro en noviembre de 1966 al enterarse que la Lista Verde de los Gráficos había ganado las eleccciones en la Federación Gráfica Bonaerense, entre otras cosas le dice: “Nos estaba haciendo falta una noticia como esta porque desde hace tiempo los asuntos sindicales en el Movimiento no andaban del todo bien, como consecuencia de la falta de unidad y solidaridad…”. Unos meses antes el General Onganía había derrocado al gobierno de Illia y algunos dirigentes sindicales comenzaban a acercarse al dictador con la aspiración de colaborar con el nacimiento de una nueva alternativa política.

Fue la lealtad de los dirigentes que constituyeron la CGT de los Argentinos y la intensificación de la resistencia en todos los frentres de lucha la que abrió camino al retorno de Perón a su patria y garantizó las contundentes victorias electorales de 1973.

Sin grandes puebladas y combates con todos los medios posibles y necesarios hubiera sido imposible cualquier triunfo en una elección.

No fue capaz de quebrar nuestro Movimiento el genocidio y con el retorno de la democracia supimos recuperarnos de la derrota del ’83 con la Renovación y reencauzar la desviación de los ’90 con la llegada de Néstor y Cristina.

La vitalidad de nuestro Movimiento reside en su capacidad de resistencia, el valor de la organización y un espíritu inserruccional que tiene su origen en octubre del ’45.

POR ESTOS DIAS…

Tras la derrota electoral en las legistativas del domingo transitamos horas de reflexión.

Si la explicación más extendida del resultado electoral es el miedo de buena parte de la sociedad argentina a un estallido económico que dispare la inflación, no menos cierto es que -aunque no hayamos ganado- la única alternativa válida que perciben millones de compatriotas para salir de esta trampa, sigue siendo el peronismo.

El enorme desafío de nuestro Movimiento es entonces como extendemos esa alternativa a los sectores más amplios posibles de nuestra sociedad, objetivo que solo podemos lograr si nos concentramos en formular y actualizar nuestras propuestas históricas.

Sobre el control de los recursos naturales nos advirtió Perón en su tiempo y plasmó su postura en una Constitución que parece haber quedado en el olvido aunque su contenido tenga más vigencia que nunca.

Sobre el manejo de las finanzas tenemos sobrada experiencia y sobre la indelegable tarea de planificación que corresponde al estado para el desarrollo económico y social con una justa redistribución de la riqueza, no hay fuerza política que tenga más sabiduría que el peronismo.

Para quienes pretendan calificarnos de desactualizados, solo basta con mostrarles los resultados del crecimiento en aquellos países donde el estado interviene y planifica, desde los planes quinquenales de China a la ´política de protección industrial de Trump.

Y para saber lo que significa una “Tercera Posición” en el mundo actual contarles de la vigencia de la integración continental y la existencia de los BRICS.

Si Perón nos hablaba de actualización doctrinaria allá por los años ’70, porqué no habremos de recrearla nosotros en este nuevo tiempo, porqué no reavivar la mística sobre la necesidad del nacimiento de la Segunda República.

Comprometer nuestros mayores esfuerzos en el debate de un Programa que contenga estos grandes temas en el camino hacia la recuperación del gobierno debería ser prioridad absoluta

Mantener un alto grado de cohesión en la organización y una dinámica de movilización sin tregua en rechazo a las políticas de desintegración nacional y disolución social, serán siempre la garantía de vitalidad de nuestro Movimiento.

Si elegimos en cambio el estéril camino de polemizar buscando responsables de la derrota electoral, marcharemos indefectiblemente hacia nuestra propia destrucción y seremos nosotros responsables de una muerte que en 80 años no pudieron consumar nuestros enemigos.

Por Hector Amichetti

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