La fugaz política de “retenciones cero”, que duró apenas tres días, desató un escándalo de proporciones y es calificada por periodistas especializados como “uno de los fraudes más grandes” de los últimos tiempos. La medida, que debía extenderse hasta el 31 de octubre, terminó beneficiando de manera exclusiva a una docena de grandes empresas agroexportadoras, que se habrían apropiado de unos 1.500 millones de dólares que debían ir a las arcas del Estado o al bolsillo de los productores.
Según las denuncias de los periodistas Rosalía Costantino (C5N) y Matías Longoni (Bichos de Campo), el gobierno de Javier Milei, a través de los funcionarios Luis Caputo y Juan Pazo, habilitó un mecanismo que permitió a este selecto grupo de empresas registrar Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) por miles de millones de dólares en tiempo récord, agotando el cupo y dejando fuera de juego a los productores.
Cómo se apropiaron de los u$s1.500 millones
La maniobra, según explican los informes, fue simple y contundente. Y llevó a que en tiempo récord embolsaran ganancias extraoridinarias unos pocos, la casta que tanto el Gobierbo Nacional declama que combate.
Declaración sin mercadería: Las grandes exportadoras registraron ventas masivas al exterior sin tener aún la soja comprada. Costantino detalla que incluso se declaró un 29% de soja que “aún no se sembró”.
Garantía de no pagar: Al registrar las DJVE con retenciones cero, se garantizaron la exportación futura sin pagar el impuesto.
Descuento al productor: Cuando finalmente compren esa soja a los productores, les descontarán la retención del 26% (que ya fue restituida), quedándose con esa diferencia.
“Lo cierto es que esos 1.500 millones no los recibirán ni los productores ni el Estado. Quedarán en manos de una decena de empresas agroexportadoras”, sentenció Longoni, quien calificó la situación como un “afano a mano armada” con el aval del propio Estado.
Los ganadores: quiénes son los 12 beneficiados
La medida tuvo ganadores claros y con nombre propio. Según la información difundida, un grupo de solo 12 compañías se quedó con la totalidad del beneficio. Las principales empresas que se embolsaron millones con la maniobra son:
Bunge: u$s305 millones
LDC (Louis Dreyfus Company): u$s298 millones
Cofco Intl: u$s238 millones
Cargill: u$s179 millones
Viterra: u$s185 millones
Molinos: u$s106 millones
Los perdedores: productores, el Estado y la queja internacional
Los principales perjudicados por la medida fueron los productores agropecuarios, que no tuvieron tiempo material para aprovechar la ventana de retenciones cero. Ahora, se ven obligados a vender su producción a un precio que ya incluye el descuento de un impuesto que los exportadores no pagarán.
El otro gran perdedor es el Estado argentino, que deja de recaudar 1.500 millones de dólares en un contexto de ajuste. La situación también generó malestar internacional: productores estadounidenses se quejaron de que la maniobra hizo caer el precio de la soja en Chicago, complicando aún más su situación comercial con China.
¿Dónde está la casta?
Acercándose a dos años de mandato, el relato oficial del Gobierno en cuanto a que llegó “para combatir la casta” a esta altura debería archivarlo.
Y es que al quedar al descubierto semejante negociado y el perjuicio para el Estado, el mismo que niega recursos a sectores tan sensibles como jubiladoso discapacitados, la reflexión ahora es que ese Estado que se quería destruir en realidad sirve, claro que para hacer grandes negocios.
El secretario del Tesoro de EE.UU. Scott Bessent, había pedido la eliminación de la quita de retenciones. De ahí el apresuramiento por liquidar, que lo pudieron hacer sólo los “12 poderosos del negocio de los granos”. La frase del alto funcionario, permitió inferir que Estados Unidos quiere que vuelvan las retenciones, pensando en los agricultores de su país, que temían por una baja de los precios internacionales ante el aumento de la oferta de granos argentinos.
La protección de los agricultores estadounidenses, tiene que ver con que, claramente, la eliminación de las retenciones en Argentina incrementaría la oferta de granos en los mercados internacionales, con el posible efecto de una caída de los precios internacionales. Estados Unidos, en todo caso, defiende los intereses de su país. Algo que no parece suceder en Argentina con los funcionarios que celebran, exultantes, “el fuerte apoyo de la administración de Dponald Trump”, sin reparar en la contraprestación que “el espaldarazo” necesariamente tendrá y que deberá pagar el pueblo argentino.
Y algo de lo que no se habla. Las retenciones se implantan -más allá del fin recaudatorio y la necesidad de los estados de apropiarse de la renta extraordinaria- para defender la seguridad alimentaria, desacoplando los precios del mercado interno de las cotizaciones internacionales de los alimentos. Pero esto poco importa cuando de hacer grandes negocios unos pocos, con anuencia de funcionarios,
fUENTE: LA NUEVA mAÑANA