Supertasas, intervención y dólar alcista, las alarmas que ya todos advierten. Además, la caída de asalariados y de poder adquisitivo achican la demanda en una economía frenada.
El Gobierno juega a la riesgosa apuesta de atar el devenir de la economía al resultado de las urnas. Es riesgoso porque el resultado de la elección de medio término del 26 de octubre es incierto. Máxime cuando este domingo el electorado más pesado del país elige sus parlamentarios en la principal provincia opositora. Se trata de una elección provincial, pero nadie desconoce que, al votar allí casi el 40% del padrón nacional, la elección bonaerense es algo más que una contienda local. Por lo que todos los ojos estarán pendientes, principalmente los del mercado.
Justamente en territorio bonaerense la dicotomía que se presenta es Milei sí o Milei no, lo que terminará nacionalizando el resultado sea cual fuere. Por tanto, vale develar cómo llega la economía del Gobierno nacional a las instancias electorales y qué escenarios podrían darse el lunes, una vez que se conozca la adhesión o rechazo al Gobierno en la provincia más poblada del país.
Las consultoras moderan su proyección de crecimiento para el 2025
Al ser consultado sobre las proyecciones de crecimiento de la economía para este año, Carlos Pérez, director de la consultora Fundación Capital, señaló que ajustaron las estimaciones a la baja. Si bien preveían a principio de año un crecimiento del 5%, “ajustamos la estimación al 4% real”. Esta recalibración a la baja obedece a la contracción de la oferta laboral, que no reaccionó “ni con el rebote de la actividad el año pasado, ni tampoco este año”.
Además, para Pérez, exgerente General del BCRA, hay pérdida de poder adquisitivo del salario, con recomposiciones del 1%, “en tanto que la inflación viene al doble”. Si a esto le sumamos “el apretón monetario, tres subas de encajes bancarios en menos de un mes y las tasas de interés que no pararon de subir”, el resultado es un ajuste de la estimación de crecimiento a la baja. “Así como el año pasado le dejó un arrastre estadístico de crecimiento del 3% real para este año. El presente año luce complicado, en términos de dejarle alguna herencia positiva (el arrastre estadístico) al 2026”, cerró.
El Gobierno apuesta a la desaceleración de la inflación para revalidar su apoyo
Al margen de los análisis de las consultoras, la principal carta de presentación del Gobierno es la desaceleración de los precios. Una inflación moderada posibilita que tanto familias como empresas puedan planificar de acuerdo a sus ingresos, declaran desde el Gobierno. Este año la proyección de las subas gira en torno a 27%, decididamente menos que los 117 puntos del año pasado o el 211% del 2023. Sin embargo, si hacemos doble clic en este punto encontramos claroscuros.
Por un lado, vale destacar que las últimas proyecciones publicadas por el Banco Central dan cuenta de correcciones al alza con una inflación acumulada más cerca del 30% que del 27 por ciento (de acuerdo al promedio de las estimaciones de las consultoras encuestadas). Asimismo, en el mes de agosto muchas consultoras coinciden en que las subas volvieron a estar arriba de los 2 puntos mensuales. Pero al margen de eso, las principales críticas con esta desaceleración manifiesta tienen que ver con el costo que paga la economía para mantener moderadas las alzas.
Es sabido que una política fiscal contractiva -con fuertes recortes en obra pública, jubilaciones y subsidios- sumada a la apertura importadora y la apreciación cambiaria, es una fórmula efectiva para comprimir la inflación. Sin embargo, este mismo cóctel resulta letal para el nivel de actividad económica que viene de dos caídas consecutivas, según Indec.
Supertasas, intervención y dólar alcista, las alarmas que ya todos advierten
Mientras que los otros dos logros que el Gobierno exhibía a principio de año también comenzaron a diluirse. “Los bancos volvieron a trabajar de bancos”, sostenían con razón cuando crecían los créditos personales e hipotecarios. A su vez, el aumento del crédito apalancaba el consumo de bienes durables que neteaba la baja del consumo masivo. Hoy, las supertasas apagaron la única turbina de la demanda que estaba activa. A su vez, la suba de tasas es la consecuencia de fallas en la política cambiaria. De modo tal que la salida del “cepo”, que parecía exitosa en principio, se interpreta como apresurada hoy con el dólar al alza pese a las supertasas y las múltiples intervenciones del Gobierno.
En la semana previa a las elecciones, para apaciguar la tendencia alcista del dólar el Gobierno intervino en el mercado de la mano del Tesoro. Tanto operadores como consultores financieros estiman que el Tesoro vendió en torno a 300 millones de dólares. Por tanto, con un tipo de cambio cerca de la banda superior, dificultades para acumular reservas y un riesgo país en alza, existe un amplio consenso sobre la necesidad de recalibrar la política cambiaria.
Caída de asalariados y de poder adquisitivo de salarios achican la demanda
Si nos focalizamos en los ingresos, también observamos dificultades ahí. De acuerdo a estimaciones oficiales de Indec, los salarios crecieron en lo que va del año menos que la inflación. En el primer semestre, los asalariados privados llevan tres meses debajo de la inflación y tres arriba, pero en julio y agosto las estimaciones privadas dan cuenta de subas de precios duplicando a la recomposición salarial. A esto hay que sumarle la pérdida de trabajo registrado.
En la comparación intermensual, la cantidad de asalariados viene disminuyendo mostrando caídas intermensuales desde enero de este año. Los registros oficiales de la Secretaría de Trabajo evidencian un desplome desde enero hasta mayo, último mes registrado por el organismo oficial. En el mismo sentido, estimaciones privadas afirman que en los meses siguientes no se revirtió esta tendencia negativa en el empleo registrado. De modo tal que, en lo que va de gestión anarcolibertaria se perdieron casi 300 mil puestos de trabajo asalariados.
¿Cómo reaccionarán los mercados el lunes?
Así llega la economía a las instancias de definición electoral, riesgo país al alza, por tanto, lejos del mercado voluntario de deuda; dificultad en el flanco laboral, con pérdida de poder adquisitivo del salario, por tanto, con el consumo planchado; reservas escasas y dólar subiendo. ¿Qué pasará con el dólar el lunes? Los especialistas consultados varían en su evaluación, algunos sostienen que una derrota del Gobierno le enciende la mecha al dólar, mientras que otros sostienen que el mercado ya se adelantó a ese eventual resultado por lo que no habría grandes cambios respecto a la semana que acaba de transcurrir.
La mala performance de la economía no quiere decir que el resultado de las urnas está definido, contrariamente, las variables que inciden a la hora en que millones de electores votan son difusas. Lo que sí podemos concluir es que, siguiendo la lógica que propone el Gobierno, si un triunfo termina ordenando la economía al disipar el “riesgo kuka”, una derrota la hunde aún más. Mientras que un triunfo significa una bocanada de oxígeno político, pero difícilmente resuelva las carencias que evidencia el modelo económico anarcolibertario. Un modelo que muestra síntomas de agotamiento en todos los flancos.
Fuente: La Nueva Mañana