Enrique Badessich

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(San Miguel de Tucumán, 14 de enero de 1896 – Buenos Aires, 8 de agosto de 1961) fue un periodista, poeta y político argentino, célebre por sus actitudes extravagantes y por haber sido elegido para un escaño en la Legislatura de la provincia de Córdoba, la cual sin embargo rechazó su incorporación.

Nacido en San Miguel de Tucumán, realizó sus estudios en la ciudad de Córdoba, e ingresó al Ejército Argentino, en el que alcanzó el grado de cabo del servicio de telégrafos. Fue destinado al telégrafo de la base antártica de las islas Orcadas del Sur.Regresó a Córdoba poco antes de 1920, donde abrió una librería y escribió algunos libros de poemas. Editó un periódico humorístico llamado El Arlequín y se hizo amigo de intelectuales como Deodoro Roca y José Ingenieros.

En las elecciones del 2 de abril de 1922 se presentó como candidato a diputado provincial por el Partido Bromosódico; llevó adelante una extensa campaña, con alrededor de 300 discursos, en los que prometía[2]

“El amor libre, la separación de la Iglesia y el estado, la supresión del Ejército por antisocial y anacrónico, el acortamiento de los hábitos sacerdotales para, con la tela economizada, hacer ropa para los chicos pobres, la eliminación de las esquinas para evitar los choques, la implantación de la República cordobesa con representantes confidenciales ante los países de Europa y América, Argentina incluida”.Sobre el casamiento, aseveró que no era necesaria la participación de “ningún empleado público ni de ningún fraile”, al tiempo que puso la lupa en el galante accionar de los curas en el asesoramiento matrimonial y confesión de las novias.

Daba sus discursos en improvisados escenarios en toda la ciudad de Córdoba, ataviado con un traje de papel y un enorme sombrero. En circunstancias normales, no hubiera tenido éxito alguno; pero la Unión Cívica Radical había renunciado a presentar candidatos para esas elecciones debido a que su propuesta de reforma política había sido rechazada. La victoria del partido conservador se daba por descontada, pero la lucha por el segundo lugar –sólo los primeros dos partidos aportaban diputados a la Cámara– no tenía demasiado interés en un verano extremadamente caluroso. Por esa razón, un grupo numeroso de estudiantes de la Universidad promovió en forma de broma la candidatura de Badesich, que logró –por apenas 22 votos– la cantidad necesaria para acceder a la Cámara.Badesich se presentó a asumir la banca que le correspondía, pero la mayoría conservadora rechazó su elección, argumentando que]​ “es una persona notoriamente incapacitada para ejercer como legislador”.

Ante la situación, Badessich viajó a Buenos Aires, donde intentó infructuosamente que el Congreso Nacional o el presidente Hipólito Yrigoyen intervinieran la provincia de Córdoba, a fin de obligar a la Legislatura a aceptar su diploma de legislador. No tuvo éxito, pero aprovechó su estadía en la capital para pronunciar conferencias sobre cubismo y amor libre.

Reapareció en Buenos Aires el 15 de octubre de 1945, solicitando en el juzgado del juez Horacio Fox el habeas corpus a favor del coronel Juan Perón, detenido por esos días, lo cual perjudicó judicialmente al detenido. Cinco años más tarde fue imputado en un juicio por especulación con cemento Portland, y más tarde en otras causas; en todas fue sobreseído, por distintas razones.

Con Yrigoyen y Perón

En 1928, Badessich volvió al ruedo político en Santa Fe, en favor de un segundo mandato de Yrigoyen. Lo que también le ocasionó varias entradas a prisión, ya que esa provincia era uno de los bastiones del radicalismo antipersonalista opuesto a las aspiraciones del viejo caudillo. Cuatro años después, ya derrocado Yrigoyen y devenido en director de un diario entrerriano, el ex líder bromosódico fue otra vez detenido por una presunta incitación al asesinato del dictador José Félix Uriburu. Y dos días antes del 17 de octubre de 1945 sorprendió presentando un recurso de “hábeas corpus” en pos de la libertad del entonces coronel Juan Perón. Sus apariciones en las secciones policiales de los años ‘50 fueron, en cambio, por un par de estafas y una denuncia por robo de la que logró ser sobreseído. Fue la triste antesala de un final tambiéninfortunado. El 8 de agosto de 1961, Badessich murió en Buenos Aires sin que nadie reclamara su cuerpo ni dijera casi una palabra de recuerdo para su aventurada existencia. O como dijera Héctor Iñigo Carrera, en Todo es Historia en 1969, fue “un telónmelancólico para una historia que comenzó con la jocunda risa de un grupo de alborotados estudiantes cordobeses

Por Alejandro Franchini

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