El programa Té de Ceilán recibió en su última edición al historiador Alejandro Franchini, quien propuso una mirada renovada sobre uno de los personajes más discutidos del siglo XIX argentino: Domingo Faustino Sarmiento. Polémico, apasionado y contradictorio, Sarmiento sigue interpelando a nuestra sociedad más de un siglo después de su muerte.
Una figura en disputa
Franchini recordó que, dentro de la historia argentina, hay próceres indiscutidos —San Martín, Belgrano— y otros que generan adhesiones o rechazos absolutos. Entre ellos, Rosas, Roca y, sobre todo, Sarmiento. ¿Por qué? Porque condensó en su vida las tensiones entre el interior y Buenos Aires, entre unitarios y federales, entre la educación popular y la alianza con sectores de poder.
“El sanjuanino fue, sin dudas, el más contradictorio de todos”, sostuvo Franchini. “Dejó aportes valiosísimos, pero también sombras difíciles de justificar”.
El maestro autodidacta
Nacido en 1811 en San Juan, en el seno de una familia humilde, apenas pudo cursar la primaria. Sus padres soñaban con que ingresara al seminario de Loreto en Córdoba, pero no fue aceptado. A los 14 años ya enseñaba a leer y escribir en San Francisco del Monte, San Luis. Así nació la imagen del maestro autodidacta, que marcaría su destino.
Militar, periodista y opositor
Sarmiento no fue solo educador: también vistió el uniforme militar. Llegó a participar del ejército de Urquiza en la Batalla de Caseros contra Rosas (1852). En paralelo, fundó periódicos, escribió artículos y se convirtió en un opositor feroz al rosismo.
Exiliado en Chile, comenzó a publicar en entregas su obra más influyente: Facundo, civilización y barbarie, donde planteó el dilema que hasta hoy atraviesa a la Argentina: ¿seremos un país moderno e integrado al mundo o seguiremos atrapados en caudillismos y atrasos?
El viajero que soñó con la educación pública
Uno de los puntos más valorados de su vida fue su visión internacional. Recorrió Europa, África y Estados Unidos estudiando sistemas educativos. Admiró particularmente el modelo norteamericano, y de allí surgió su célebre idea de traer maestras estadounidenses a la Argentina, proyecto que pudo concretar recién como presidente.
Franchini rescató esa obsesión: “Su gran legado fue pensar en una educación inclusiva, masiva, accesible. Entendía que sin escuelas no había república posible”.
Luces y sombras
Pero no todo fueron aportes. Sarmiento fue también un hombre de frases durísimas contra los pueblos originarios y los sectores populares. Al mismo tiempo que impulsaba escuelas, defendía ideas elitistas y centralistas que lo enfrentaron con buena parte del interior del país.
En su alianza con Mitre y los intereses porteños, muchos historiadores revisionistas encuentran una traición a sus raíces provincianas. Esa es una de las tantas contradicciones que lo rodean.
Vigencia de un debate
¿Por qué hablar de Sarmiento hoy? Porque, como recordó Franchini, “las discusiones que abrió en el siglo XIX siguen vigentes: la desigualdad entre el interior y la capital, la falta de un modelo productivo propio, el lugar de la educación en la construcción nacional”.
En definitiva, Sarmiento encarna las tensiones de la Argentina que aún busca definirse. Fue escritor, periodista, educador, político y militar. Dejó escuelas, libros y frases que dividen. Fue amado y odiado. Pero, sobre todo, fue un protagonista central de nuestra historia.
Por Alejandro Franchini para Té de Ceilán, programa de rosca y debate político de Multimedio Mordisquito.