Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, concretaron una reunión de tres horas que les permitió mostrar un vínculo afiatado aunque también evidenciar la complejidad de las temáticas que necesitan resolver. Quienes aguardaban un anuncio de cese inmediato de las hostilidades, seguramente desconocían la gran cantidad de asuntos que resulta pertinente zanjar.
Sin embargo, el proceso hacia la paz se inició. Lo que es más. Quizás haya sido Kiril Dmitriev quien marcó el trazo que se inauguró en Alaska, al expresar que se está trabajando sobre el proyecto de conectar ambas potencias a través del Estrecho de Bering. La iniciativa implicaría una obra infraestructural de enorme trascendencia, con una proyección de asociación económica que resultará difícil de desarticular.
Putin y Trump ofrecieron, tras el cónclave, una conferencia de prensa. Si el encuentro, del cual participaron todos los colaboradores anunciados (dando cuenta de la numerosa cantidad de temas sobre los cuales se sentó baza sin por ello comunicar soluciones) se denominó “Persiguiendo la Paz” la alocución ante los medios se desplegó en consonancia. En línea con los dos encuentros directos previos y los variados intercambios telefónicos, ambos se mostraron respetuosos y amigables recíprocamente.
Putin aseguró que “Nuestras negociaciones transcurrieron en una atmósfera constructiva y mutuamente respetuosa. Han sido tremendamente sustanciales y útiles”. La conversación se desarrolló en la base aérea de Elmendorf-Richardson, cerca de Anchorage. En esa misma ciudad, un par de años atrás, se congregaron representantes norteamericanos y chinos para un cruce también inspirado en la necesidad de distensión.
Por su parte, Trump expresó que “Tuvimos una reunión productiva, llegamos a algunos acuerdos, pero no en todos. Tenemos una buena chance de llegar a un acuerdo”.
El encuentro se inició a las 11:30 hora local (19.30 GMT). Trump estuvo acompañado por el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial para Oriente Medio y mediador con el Kremlin, Steve Witkoff. Putin, en tanto, se presentó junto al ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavróv, y Yuri Ushakov, asesor de política internacional del Kremlin. Como miembros de la delegación de los Estados Undos también estuvieron presentes el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick; el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y la jefa de gabinete, Susie Wiles. Por Rusia, también participaron el ministro de Defensa ruso, Andréi Beloúsov; el de Finanzas, Antón Siluanov, y el representante para la cooperación económica exterior, Kiril Dmitriev.
Trump recibió a Putin con una alfombra roja y una actitud cordial. Tras posar ante las cámaras, ambos se dirigieron hasta el lugar de la reunión en “La Bestia”, el vehículo blindado del presidente estadounidense. Varios especialistas se sorprendieron al verlos viajar juntos en la instancia previa. Se trató de la primera visita de Putin a suelo estadounidense desde 2015, cuando se reunió con el entonces presidente, Barack Obama. El antecedente no es satisfactorio para el líder euroasiático, pues andando el tiempo el premio Nobel de la Paz insistió en difundir versiones sin sustento acerca de un acuerdo entre Putin y Trump para vulnerar las elecciones del Norte.
Por Gabriel Fernandez