Con el dólar contenido y las tasas de interés como piezas centrales de su estrategia, Milei intentará seducir a inversores en Nueva York y California, y luego aprovechar su presencia en la Asamblea General de la ONU. El objetivo es reducir el riesgo país, anclado en 750 puntos básicos, y destrabar financiamiento a menores tasas, mientras el mercado local de deuda en pesos atraviesa tensiones crecientes.
La última licitación apenas renovó el 61% de los vencimientos, obligando al Gobierno a lanzar una colocación de emergencia para absorber $6 billones y contener la presión sobre el dólar. Sin embargo, las tasas del 69,5% amenazan con erosionar el superávit fiscal, uno de los pilares del modelo libertario, y podrían enfriar aun más la actividad en plena recta final electoral.
Aunque el respaldo del Tesoro de EE.UU. al acuerdo con el FMI da oxígeno, las reservas negativas y los vencimientos siguen presionando. En Washington, Milei buscará seducir a los capitales en sectores extractivos como litio, cobre como así también dar un nuevo guiño a la presencia militar de EEUU en la región ofreciendo a Argentina como base de apoyo y contrapeso político de Brasil. Pero si bien Washington es consciente de la oportunidad que representa una Argentina subordinada dispuesta a acatar los mandatos de la casa blanca, no deja de verla como un socio secundario y con futuro político incierto, por lo tanto de momento, la esperada reunión bilateral con Donald Trump sigue sin fecha confirmada, mientras tanto la incertidumbre ya se instaló en los inversores.
Fuente: Primereando Las Noticias