Los objetivos del equipo económico anarcolibertario son claros y evidentes. Apunta todos los cañones a controlar el tipo de cambio y que la inflación no se les dispare. Metas que, parcialmente, están cumpliendo, porque, por un lado, el valor del dólar bajó luego de llegar, la semana pasada, al máximo de $1.385. Mientras que, por otro lado, la escalada del tipo de cambio superior al 10% desde que empezó a despertar en junio no tuvo gran traslado a precios, hasta el momento.
Inclusive, con cierto recalentamiento de las subas durante agosto, todo indica que no habrá un salto inflacionario y los precios se mantendrán en torno al 2 por ciento mensual. Sin embargo, vale destacar la contracara de esto. El reverso de las medidas implementadas para lograr los objetivos del equipo económico, en donde se destacan las supertasas que buscan canalizar los pesos hacia el interés descomprimiendo la demanda de dólares, conjunto a una política salarial ajustada para que el costo salario se mantenga bajo.
Las supertasas queman una de las pocas turbinas en marcha que ya perdía empuje
En efecto, los resultados de las políticas que buscan contraer el circulante de pesos en la economía para mantener la inflación estable y a la baja generan un daño colateral sobre el nivel de actividad. Por el lado de las supertasas se incrementa el rendimiento de los plazos fijos, pero también encarece el financiamiento. Por tanto, al disminuir el crédito, esto detiene una de las turbinas que explicó el rebote económico que comenzó hace un año atrás.
Bastante antes de que el equipo económico elevara las tasas que rigen al sistema financiero, ya se veía una ralentización del ritmo de crecimiento de los préstamos personales. Aquel boom que se observaba a mediados del año pasado con crecimiento mensual de dos dígitos se fue desinflando. El último informe del Banco Central sobre bancos da cuenta que en abril el crecimiento mensual fue de un solo dígito, lo cual evidencia que el aumento no es tan significativo como antes. Por tanto, es de esperar que con la suba de las tasas se consolide fuertemente la tendencia del desplome de los préstamos para el consumo.
Desde que Milei está al mando se perdieron 258 mil asalariados
Hay una arista que vincula la expansión del aumento del acceso al financiamiento con el nivel de ingreso (por tanto, de empleo) de la población que merece especial atención. Se trata del incremento paulatino, mes tras mes, de deudores en mora, si bien no son cifras descomunales, sí evidencia una realidad negativa. De esta tendencia creciente se puede deducir que muchos de los que accedieron a financiamiento para aumentar su demanda no están pudiendo afrontar las cuotas ya sea porque cayeron sus ingresos frente a la inflación o porque perdieron su empleo.
Respecto a esto último, los datos oficiales publicados por la Secretaría de Trabajo dan cuenta que en el último año la cantidad de asalariados disminuyó. En la comparación abril del 2025 con su par del año pasado hay 42 mil asalariados menos. Si comparamos a abril con su mes anterior (marzo de este año), también vemos que hay caída. Así las cosas, desde que el gobierno anarcolibertario ingresó a la Casa Rosada la caída de asalariados llega a 258 mil.
Mientras que por el lado de los ingresos tampoco hay buenas noticias. Según datos oficiales, hasta mayo, los salarios del sector privado incrementaron en promedio 11,8%, por debajo de la inflación acumulada en el mismo período que fue de 13,3%. Asimismo, la Consultora Synopsis precisa que durante el primer semestre del año la mayoría de los sindicatos perdió. De 12 convenios analizados, sólo dos no perdieron (Smata y bancarios), al resto, la inflación le derritió la recomposición paritaria. En promedio el poder de compra cayó -5%.
Hay contracción de oferta y también de demanda
En efecto, estos datos son compatibles con un escenario en donde la actividad económica comienza a contraerse, tras rebotar luego de un período recesivo. Esto lo vemos en la contracción del consumo, en donde -de acuerdo a relevamientos del Centro de Almaceneros de Córdoba- el volumen de ventas de alimentos se contrajo un 19% en los primeros siete meses del año. Esta tendencia no parece poder revertirse en el corto plazo ya que las ventas de julio cayeron respecto a junio.
Si ponemos la lupa en el sector productivo los datos tampoco son auspiciosos. El último informe de Indec sobre actividad fabril da cuenta que 6 de los 9 sectores analizados tuvieron una contracción de su actividad en relación al mes anterior.
En efecto, la escalada del dólar se calmó por la reacción del gobierno y el ingreso de dólares del FMI, la inflación se mantiene moderada, pero esto no genera mejores condiciones para la producción y el trabajo.
Fuente: La Nueva Mañana