Estados Unidos y sus aliados europeos seguirán enviando sistemas de defensa antiaérea Patriot a Ucrania que, según el presidente estadounidense Donald Trump, el régimen de Kiev necesita “desesperadamente“, en medio del continuo avance del Ejército ruso. Este lunes, Trump anunció que algunas unidades adicionales de Patriot “llegarán muy pronto” a Ucrania.
La factura de estos sistemas destinados a Ucrania correrá a cargo de Europa, después de que Trump cerrara un acuerdo de “miles de millones de dólares” en equipo militar que los países europeos comprarán a EE.UU. y que se destinará a la OTAN para su posterior envío al país eslavo. “No lo vamos a comprar, pero lo vamos a fabricar, y ellos [los europeos] van a pagar por ello”, explicó el presidente de EE.UU.
Una parte considerable de los pagos europeos cubrirán los extremadamente costosos sistemas Patriot, por los que Kiev apuesta para contrarrestar los ataques rusos contra sus instalaciones militares e infraestructuras ligadas al complejo militar-industrial. Sin embargo, la realidad en el campo de batalla ya ha puesto de manifiesto que la anunciada efectividad de estos sistemas está más que en entredicho.
Un escudo caro y frágil
El principal fabricante y proveedor de los componentes del sistema, incluidos los radares para Patriot, es la empresa estadounidense Raytheon Technologies, mientras que Lockheed Martin fabrica los interceptores PAC-3 (Patriot Advanced Capability-3). Esta versión del misil es capaz de impactar directamente en el objetivo, mientras que la variante anterior, el interceptor PAC-2, solo detona cerca del blanco que pretende derribar.
Desde Washingotn no han precisado qué tipo de interceptores están enviando a Kiev a través de Europa, pero, según la información de Reuters, el régimen ucraniano obtuvo “al menos algunos” de los PAC-3 avanzados que cuestan casi 4 millones de dólares por misil.
En cuanto al coste total de una batería de Patriot, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) señala que supera los 1.100 millones de dólares, lo que lo convierte en “el sistema de armas individual más caro que EE.UU. ha suministrado a Ucrania”.
En los últimos años, las líneas de producción de Patriot seguían activas, aunque “principalmente para ventas militares al extranjero”, según el CSIS. Según los datos de Raytheon, fueron construidas más de 240 unidades de sitemas Patriot que fueron entregadas a 19 naciones.
Teniendo en cuenta que en 2022 el CSIS informó que “el Ejército de EE.UU. no ha añadido unidades Patriot completamente nuevas durante varios años“, así como la reciente pausa (ya finalizada) en suministros de material bélico estadounidense a Kiev para asegurarse de que no se haya visto perjudicado el nivel de la preparación de combate de EE.UU., la idea de Trump de ‘fabricar las armas y venderlas a través de Europa a Ucrania’ podría chocar con unos modestos ritmos de la producción de Patriot y su escasez crítica en sus propias reservas.
Por ejemplo, el año pasado Lockheed Martin fabricó más de 500 inteceptores de PAC-3, lo que calificó de “récord”, ya que en 2023 se produjeron más de un 30 % menos.
Con ello, el ritmo de avance del Ejército ruso obliga a los militares ucranianos a agotar rápidamente las reservas de los costosos interceptores Patriot, mientras que los propios sistemas se han convertido en uno de los blancos prioritarios y bien alcanzables para los militares rusos.
Destruyendo al ‘indestructible’
En su sitio web, Raytheon describe los sistemas Patriot como “avanzados, modernos y capaces de derrotar todo tipo de amenazas“. No obstante, el Ejército ruso ha demostrado durante la operación militar especial que esta arma ‘indestructible’ ni siquiera fue capaz de defenderse a sí misma en múltiples ocasiones.
Así, el pasado fin de semana el Ministerio de Defensa ruso informó de la destrucción de dos lanzadores y de una estación de radar del sistema Patriot. El pasado mes de mayo, otro exitoso ataque ruso contra un lugar de despliegue de estos sistemas se registró en el sureste de Ucrania. Para aniquilarlo, las tropas rusas usaron misiles de precisión táctico-operacionales Iskander-M.
En marzo, las Fuerzas Armadas de Rusia también destruyeron otro Patriot ucraniano en la provinica de Járkov.
De este modo, el mito de la capacitad de los Patriot de “derrotar a todo tipo de amenazas“, ha sido comprometido por el Ejército ruso, en particular por los misiles Iskander. Asimismo, el sistema se muestra ineficaz contra el nuevo misil balístico ruso de alcance intermedio Oréshnik, que fue lanzado el pasado noviembre contra uno de los mayores complejos industriales conocidos desde la época de la Unión Soviética, la planta ucraniana militar de Yuzhmash.
El presidente ruso, Vladímir Putin, explicó entonces que “los modernos sistemas de defensa aérea disponibles en el mundo y el sistema de defensa antimisiles creado por los estadounidenses en Europa no interceptan estos misiles”. Esto “es imposible”, ya que los misiles de Oréshnik “atacan objetivos a una velocidad de Mach 10, de 2,5 a 3 kilómetros por segundo”.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania también han hecho notar las deficiencias de sistemas Patriot estadounidense.
Así, el jefe de la Dirección de Comunicaciones del mando del Ejército ucraniano, el coronel Yuri Ignat, admitió a principios de este mes que el sistema de misiles tierra-aire Patriot suministrado por EE.UU. a Ucrania “tiene ciertas debilidades”, razón por la que no lograron proteger el cielo de Kiev y, concretamente, los objetivos militares que Rusia atacó en la noche del 3 de julio.
Fuente: RT