El secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, confirmó que el gobierno nacional planifica trasladar a más de 3000 carpinchos del norte de la provincia de Buenos Aires a una isla en el Delta del Paraná. El ex candidato a presidente devenido en funcionario libertario destacó que el proyecto tiene como objetivo aminorar la importante cantidad de estos inofensivos mamíferos que habitan en la zona, por ejemplo en el barrio de Nordelta.
En los últimos meses existieron diferentes proyectos respaldados por la Universidad de Buenos Aires y el CONICET –instituciones atacadas por el gobierno de Milei– para ensayar una respuesta frente a la problemática de los territorios de los humedales, que son habitualmente habitados por los carpinchos. De esta forma pretenden satisfacer las exigencias de los grupos que pelean por los derechos de los animales y las de los vecinos de la zona, donde un desproporcionado desarrollo inmobiliario de barrios privados cambió la naturaleza del lugar.
Alcance y decisión
Si bien este tema afecta mayormente a municipios como Tigre, San Fernando y San Isidro, los carpinchos fueron encontrados en otros lugares del sur como Berazategui, por lo que la medida se amplifica a otras localidades bonaerenses.
Luego de una reunión con el subsecretario de Ambiente de la Nación, Fernando Brom –un empresario vinculado a empresas alimenticias– Daniel Scioli declaró sobre los carpichos: “nuestra intención es implementar un programa de traslocación para llevarlos a un hábitat donde puedan alimentarse de pasto, reubicándolos en una isla, que idealmente pueda ser en San Fernando o Tigre”.
Scioli aseguró que “entendemos que hay personas familiarizadas con esta especie”, en insinuó que allí donde se los traslade, quien lo desee podría ir a visitarlos. De todas formas, en caso de prosperar esta iniciativa, las visitas aún están en veremos debido a posibles accidentes de tránsito, ataques y mordeduras que puedan devenir en enfermedades.
En los últimos meses varios vecinos de la zona, a pesar de las contravenciones que ello implica, comenzaron a “defenderse” de estos roedores colocando cercas electrificadas y se plantearon un proyecto de vacunación que provocaría “un efecto inmunoesterilizante” para reducir o controlar a la fauna autóctona. Esta posibilidad ocasionó reclamos de los grupos ambientalistas, por lo que los debates continúan.
Una propuesta con conocimiento
En diálogo con Página/12, Emilio Spataro —licenciado en Gestión Ambiental y miembro de la Red Nacional de Humedales– explicó que “los barrios como Nordelta se asentaron en el hábitat natural de los carpinchos” y que las características de la zona con sus lagunas y su césped, invitan a los roedores a quedarse en ese terreno.
Además, Spataro contó que “las urbanizaciones desplazaron a los animales que se alimentaban de los carpinchos”, por lo que la misma llegada humana favorece a su presencia. Además advirtió que “las hembras pueden tener dos camadas por año y entre 4 y 8 crías por camada“, lo que da cuenta de la abrumadora cantidad de animales que viven en la zona.
“Sacarlos no es algo que vaya a funcionar”, adelantó Spataro, quien argumenta que “van a continuar reproduciéndose o van a reproducirse en el entorno cercano y de vuelta, van a repoblar las zonas que hoy están en conflicto”. El integrante de la Red Nacional de Humedales tampoco ve una salida en la eliminación directa de los ejemplares de esta especie en el norte del AMBA, ya que “no tendría ningún tipo de aval social y creo que realmente nadie está pensando que matarlos sea una solución”.
Spataro concluyó que “lo más efectivo es buscar un modelo de convivencia donde se creen áreas donde puedan habitar”, que incluyan “corredores biológicos y hasta micro reservas”, dado que el carpincho “es un animal súper pacífico que no genera ningún problema”.
fUENTE: pAGINA 12