Mientras el topo se pasea por el exterior cosechando medallas, logradas por supuestos aportes a la libertad e ideas transformadoras en lo económico, ellas son otorgadas por desguazar el Estado, despedir a miles de trabajadores/as, hambrear y apalear a jubilados/as y desfinanciar al sistema de salud y a las universidades.
Parece mentira el desparpajo de pequeños grupos de esos países que en otros momentos de sus historias, recibieron de la Argentina miles de toneladas de alimentos e insumos para mitigar el sufrimiento de sus habitantes, enviados por muchos de esos organismos, por los que hoy, celebran su destrucción.
De los más desagradecidos se sirve el mundo, cuando, en sus propios países, exaltan la fortaleza de sus Estados, que son imprescindibles para el crecimiento con orden de sus economías y de la convivencia entre sus habitantes.
Y condecoran a un hombre, a quien deberían declararlo persona no grata por sus ideas no sólo ridículas sino también perniciosas para la realización del ser humano y atentatorias contra la integridad de los Estados.
En Argentina el topo continúa con prisa y sin pausa con su tarea destructiva.
A través del Decreto 424/2025 declaró el veto a la ley 27790, que habilita fondos especiales dirigidos a la reconstrucción de Bahía Blanca y alrededores, otorga plazos de gracia en contratos y ejecuciones para damnificados, prioriza la contratación de recursos locales en obras de infraestructura y establece líneas de créditos preferenciales a través del Banco Nación.
Y, además, articula con el gobierno bonaerense eximir de impuestos y tasas a los afectados.
El veto presidencial argumenta:
-falta de previsión presupuestaria en la ley sancionada
-por Decreto 238/2025 ya se estableció la ayuda, creándose un fondo especial de 200.000 millones de pesos y un régimen de subsidios denominado “Suplemento Único para la Reconstrucción (S.U.R.), destinado a los residentes de viviendas afectadas.
-también el PEN asistió con 10.000 millones a Municipio y otros aportes pero los habitantes aún no recibieron y ya están cortando las rutas para manifestar su desesperación.
Afirmamos que la ley vetada no se superpone con el Decreto 238/2025; tiene mayor jerarquía institucional y un alcance más amplio; no se ocupa sólo de urgencias sino de soluciones estructurales.
El Fondo Especial está pensado para reactivar el circuito económico local, dos puntos no previstos en el Decreto del PEN.
La reconstrucción de una ciudad como Bahía Blanca y pueblos vecinos requiere más inversión. Hay que reconstruir la infraestructura de las calles, servicios públicos, escuelas, hospitales, caminos, y hasta la biblioteca de la UNS que quedó bajo las aguas en un 60%.
Además, la ley contempla el control parlamentario sobre las acciones implementadas por el PEN, por lo que no está dispuesto a resignar la rendición de cuentas y la transparencia.
Todo ha quedado destruido, por eso se necesita mayor solidaridad por parte del gobierno nacional que, en vez de pensar si hay presupuesto, debe actuar con urgencia porque día que pasa sume a los habitantes a mayores tristezas y problemas, quienes han perdido a seres queridos y a la totalidad de sus bienes.
El dinero que asignó el PEN, el que aportó el gobierno de la provincia de Buenos Aires más todo lo que envió el país entero (ropas, alimentos, medicamentos, productos de limpieza, muebles, colchones, etcra.), no alcanzan para la magnitud de lo que aconteció en las zonas inundadas.
Para solucionar todo esto es preciso que los legisladores INSISTAN con la ley vetada y así el PEN asumirá la obligación constitucional que tiene.
Que el topo continúe con su gira mediática para cosechar nuevas medallas que premian su traición y desinterés por una Argentina que no quiere ni respeta e insulte a dirigentes y hasta simples habitantes por pensar diferente,
A él sólo le importa Israel y su obsecuencia enfermiza con EE.UU., con quienes colabora hasta el precio de exponerse y exponernos, alineado con dos países imperialistas que alguna vez pagarán por provocar tanto dolor.
Pero el no gobierna, destruye y por su odio con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, reniega brutalmente de sus obligaciones institucionales.
Pero, todo tiene un límite y el pueblo, juez de todos sus actos, sabrá colocarlo en el lugar que le corresponde.
Si este personaje escapa a la justicia del pueblo, seguramente terminará en el ostracismo (con perdón de los griegos), donde encontrará, sin duda, un lugar más acorde con su idiosincracia, su interés y su maldad.
Por: Elena Marta Curone
