Provincia de Buenos Aires:El individualismo no subió al colectivo de “Perita”

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Más de cien vecinos firmaron una iniciativa y lograron declarar personalidad destacada a Rubén Herrero tras su jubilación. Pintaron un mural y señalizaron una parada para recordarlo. La empatía en tiempos del sálvese quien pueda.

“Hoy, está cada vez más difícil arrancar desde cero y formar un vínculo con los pasajeros, los tiempos cambiaron y hay menos tolerancia y más individualismo, sobre todo en jóvenes. Por eso, valoro mucho todo lo que fui construyendo en estos años”, explica Rubén Osvaldo “Perita” Herrero, quien durante más de tres décadas, manejó su colectivo de la línea 515 por las calles de Almirante Brown, sin imaginar que un día ese camino que recorrió tantas veces tendría su nombre propio, producto de una iniciativa de más de 100 de sus pasajeros. Hoy, en la parada ubicada en Combate de Monte Santiago y Castillo, en el barrio Viplastic de Longchamps, una placa lo recordará no sólo como un trabajador del transporte, sino como una persona querida que supo forjar una relación distinta con su comunidad. Allí, donde el recorrido termina, también se detuvo su última vuelta como chofer.

Rubén nació y creció en el barrio de Parque Roma, en Glew, donde todavía reside. Su ingreso al transporte público se dio en 1992, cuando el sistema era muy diferente al actual. “Yo comencé con el colectivo cuando todavía se cortaba boleto y se manejaba al mismo tiempo”, cuenta. Su decisión no fue al azar. Esperaba a su primera hija y buscaba estabilidad tiempo después de lo que fue la Ley de Convertibilidad sancionada por Carlos Menem. Y encontró mucho más: descubrió una vocación que le permitió establecer vínculos reales con los pasajeros que, con el tiempo, se convirtieron en parte de su vida.

Con los años, ese trato cotidiano derivó en una relación que, más allá del transporte, parecía tener algo de comunidad, de refugio colectivo. A lo largo de sus 32 años de servicio, Rubén fue testigo de múltiples transformaciones. En el sistema de colectivos y en el clima social.

“Lo que veo es que la sociedad se vuelve cada vez más intolerante y eso lleva a más violencia, lamentablemente”, reflexiona en diálogo con Buenos Aires/12. Recuerda con claridad otros tiempos, cuando primaba el respeto y la confianza. En ese contexto de tensiones crecientes en la calle, su vínculo con los vecinos “de siempre” fue un resguardo.

“Tuve la suerte de siempre tener una excelente relación con mis pasajeros, sin importar la edad ni el género”, explica. Esa conexión lo marcó profundamente, tanto que, incluso después de retirarse, continúa agradecido. “Lo que me gustaría es poder agradecer a cada pasajero que conocí por todo el cariño que me demostraron siempre. No sólo el 29 de abril de 2024, cuando fue mi última vuelta, sino cada día”.

El trabajo lo asumió con entrega, como una extensión de su forma de ser, asegura. De tantas idas y vueltas de su recorrido entre las estaciones de Longchamps y Burzaco con la 515, la gente comenzó a conocerlo por su apodo: “Perita”. El sobrenombre se le ocurrió a un mecánico de su barrio porque le decía que cuando se cortaba el pelo muy corto “parecía un tomate perita”, revela con humor.

Rubén saludaba a cada pasajero con familiaridad, prestaba oído, contaba anécdotas, y también recibía historias ajenas. De hecho, en más de una oportunidad debió cambiar su recorrido hacia al hospital por pasajeras que estaban a punto de dar a luz a sus hijos.

En sus palabras, se percibe esa cercanía: “Siempre intenté hacer que el rato que nos tocaba compartir sea agradable y ellos me contaban de su día, por eso los conozco tanto. Y también se interesaban por mi vida, hasta el punto de hacerles regalos a mis nietitos sin conocerlos”.

Un gesto de corazón

En su última jornada de trabajo, hubo un reconocimiento espontáneo. Vecinos y pasajeros se organizaron para despedirlo como se despide a un amigo o a un familiar. Rubén lo resume así: “Mis últimos días de chofer fueron una mezcla de nostalgia y alegría. Nostalgia porque fueron muchos años que me dejaron con mucha gente conocida y querida. Y alegría porque comenzaba otra etapa. La etapa de poder disfrutar más de mi familia”.

La iniciativa para homenajearlo surgió de los propios vecinos. Mabel, residente del barrio Viplastic, articuló con la Municipialidad una propuesta que fue respaldada por más de cien firmas. El Concejo Deliberante de Almirante Brown aprobó la ordenanza N.º 13.447 que lo declaró personalidad destacada del transporte público municipal y le impuso su nombre a la parada de colectivos de Longchamps.

El acto de reconocimiento contó con la presencia de autoridades locales como el presidente del legislativo, Nicolás Jawtuschenko, y la delegada de Longchamps, Valeria Soria. También estuvo presente el intendente Mariano Cascallares. “Nos alegra poder reconocer a nuestros vecinos y vecinas por la labor y el rol que cumplen en nuestro distrito, cada uno desde su lugar, como lo hizo Rubén que es un ejemplo y demostró un gran espíritu de servicio hacia la comunidad”, dijo.

Rubén recibió en mano una copia de la normativa que lleva su nombre. El gesto, aunque simbólico, fue la coronación de una trayectoria marcada por el compromiso cotidiano y la cercanía. Detrás del refugio se inauguró un mural con la imagen de Rubén junto a su colectivo, acompañado por la frase “Mi última vuelta, me jubilo”, el mismo cartel que había llevado en su despedida, como testimonio de su adiós a las calles.

Entre las muchas historias que guarda en la memoria, recuerda que incluso le ofrecieron ser padrino de los hijos de algunos pasajeros. “Yo creo que el cariño y el reconocimiento de la gente me lo gané por ser como soy, una persona simple y verborrágica, sin perder el respeto”, dice.

Hoy, a los 56 años, Rubén disfruta de una nueva etapa. El tiempo le permite estar más cerca de sus tres hijos y de sus nietos. En los ratos libres, se escapa a pescar, una actividad que lo conecta con la calma que tanto extrañaba. Siente que pudo cumplir aquello que se había imaginado al pensar en la jubilación: “Hoy puedo disfrutar el tener más tiempo para mi familia, que es lo que más me importa”.

Romper con el individualismo

En una época atravesada por el aumento de la violencia, el individualismo y la incertidumbre económica, Rubén también deja su mirada: “Yo creo que todavía estamos en democracia y que el derecho a manifestarse todavía existe. La represión la veo desmedida porque, por ejemplo, los jubilados solo reclaman una jubilación digna y los trabajadores un sueldo digno, después de tantos años de trabajo. Y esa situación debería cambiar para todos, porque el trabajador lo único que quiere es llegar a fin de mes sin preocupaciones”.

“No sean simplemente el chofer, porque el cariño de la gente es hermoso”, dice para quienes recién se inician en el oficio.

Fuente: Pagina 12

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