Historia de las proscripciones en la Argentina

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Los atrevidos que alientan una sociedad más igualitaria sufren consecuencias. Arturo Jauretche supo definir que conquistar derechos provoca alegría, mientras que perder privilegios provoca rencor. Desde allí las minorías empoderadas alimentan y desparraman su odio que, en ocasiones, logra penetrar en algunos sectores de nuestra sociedad dispuestos asumir como propios los intereses de esa elite privilegiada. Cristina ha sido una de esas atrevidas. Una más en el sendero de nuestra historia.

Sin embargo, resulta saludable establecer que lo que debatimos esta semana a partir de su condena, no es solo la proscripción a Cristina. Hay un hilo histórico que recorre nuestro país mostrando el hostigamiento permanente que reciben quienes representan políticas que amplían derechos y mejoran la distribución de la renta nacional.

Si bien las proscripciones bajo distintas modalidades se extienden a lo largo de los 200 años de nuestra historia, ponemos la mirada en este recorrido en lo que ha sucedido desde los años donde comenzó a moldearse nuestro modelo de democracia. Bajo ese contexto el primer mojón es la sanción y aplicación de la Ley 8.871, mejor conocida como Ley Sáenz Peña, que fue promulgada en febrero de 1912, estableciendo los primeros pasos de una incipiente democratización política en Argentina. Un nuevo régimen electoral regido por el voto universal-masculino, secreto y obligatorio.

Desde entonces tanto la proscripción como el exilio fueron recursos aplicados en distintos periodos. A veces fue burdo y grotesco, en otras ocasiones y como consecuencia de la concientización política de las masas, se fue apelando a recursos más sofisticados. Lo cierto es que siempre se aplicó contra quienes representan intereses populares que ponen en riesgo el poder concentrado que anida en la oligarquía local.

El de 6 de septiembre de 1930 Hipólito Yrigoyen se transformó en el primer proscripto de la democracia argentina. Ese día el general José Félix Uriburu lideró un golpe militar que derrocó al presidente electo en 1928. No lo hizo en soledad lo acompañaron, además de organizaciones ligadas a la oligarquía local como la Sociedad Rural, un sector del radicalismo que se definió como antipersonalista, una forma de criticar las políticas de Yrigoyen recalando en características de su personalidad. Se trató de un perfil de crítica idéntico al que recibiría años más tarde Perón y en la actualidad Cristina.

Con el golpe del 16 de septiembre de 1955 renacen las proscripciones que se mantendrán por casi dos décadas. Aquella frase del general Eduardo Lonardi declarando “ni vencedores ni vencidos”, después del intento de asesinato a Perón estaba cargada de hipocresía. Bombardearon la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, asesinaron a 400 personas en un primer intento por derrocar la voluntad popular.

Las proscripciones llegaron hasta el grotesco. Aramburu y Rojas decidieron borrar al peronismo a través de un Decreto, el 4161, prohibiendo su sola mención, sus símbolos partidarios. A Perón solo podían nombrarlo como “el tirano depuesto”. La prensa obedeció a pie juntillas ese mandato que se mantuvo así durante muchos años. Aquel insólito y brutal decreto 4161 estuvo vigente durante 8 años, hasta 1964. Tuvo efecto en las elecciones presidenciales de 1958, dejando al peronismo proscripto, impedido de presentar candidatos a cargos electivos. En esos comicios los dos principales candidatos fueron radicales. Arturo Frondizi era uno, por la UCRI, el radicalismo intransigente; y Ricardo Balbín el otro, por la UCR.

El 18 de marzo de 1962 hubo elecciones legislativas y también de gobernador en la provincia de Buenos Aires. Con el peronismo proscripto el dirigente sindical Andrés Framini encabezó la fórmula del partido Unión Popular. Fue electo con casi el 40% de los votos bonaerenses. Dos días más tarde, el 20 de marzo, Frondizi intervino la provincia para evitar que asuma el gobernador peronista electo. Fue un mensaje que le envió a la junta militar que lo jaqueaba. De nada le sirvió. Una semana después sería derrocado.

El presidente Guido siguió apostando a las proscripciones. El 19 de noviembre de 1962 dio a conocer el Estatuto de los Partidos Políticos, que prohibía al Partido Peronista. Bajo este esquema se realizaron las elecciones no libres de 1963.

El radicalismo volvió a aceptar las reglas de juego de una democracia con proscripciones. Llevó a Arturo Illia como candidato y lo mantuvo pese a una determinación grotesca que asumió el gobierno de Guido. Dos días antes de las elecciones presidenciales el gobierno prohibió la presentación de la lista del Partido Demócrata Cristiano, debido a que estaba encabezada por el neurocirujano Raúl Matera que militaba en el peronismo. Illia obtuvo el 25% de los sufragios mientras que el 20% de la población votaba en blanco como protesta por la proscripción al peronismo. Con ese estigma el radical Arturo Illia asumió la presidencia el 12 de octubre de 1963.

Illia también sostendría la proscripción al peronismo. A poco de asumir no aceptó el reclamo de la Confederación General del Trabajo de investigar la desaparición del militante sindical metalúrgico Felipe Vallese. Y en 1964, Arturo Illia impidió el ingreso a la Argentina de Perón. Le pidió a la dictadura militar brasileña que detuviera el avión que lo traía nuevamente al país. Los diarios y revistas aportaban lo suyo, hablaban del avión negro.

Movimiento Popular Neuquino  este partido provincial fue otro de los que impulso esa corriente, sus fundadores fueron peronistas de la Provincia del Neuquén comenzaron a pensar en un mecanismo para poder participar de la actividad política de la nueva provincia, limitados como estaban a votar en blanco y a la proscripción del peronismo. El MPN ha dominado la política de la provincia ganando todas las elecciones desde 1962 hasta 2023, cuando por primera vez perdió la elección frente al candidato Rolando Figueroa.

Movimiento Popular Salteño (Salta)
Partido Laborista
Partido de los Trabajadores (San Juan)
Partido Bloquista de San Juan
Partido Tres Banderas (Santiago del Estero, Entre Ríos y Jujuy)
Partido Blanco de los Trabajadores (Jujuy)
Partido Blanco de Río Negro
Partido Populista (Catamarca)

En 1965 María Estela Martínez “Isabel” Perón viajó a la Argentina como delegada personal de Perón, acompañada por José López Rega, para hacer frente al fenómeno del neoperonismo.

En las elecciones de Mendoza de 1966, Vandor apoyó a Serú García como candidato del peronismo, mientras que Isabel trajo el mensaje de Perón de adhesión al candidato “leal”, Corvalán Nanclares. Esta división permitió que terminara ganando Jofré, candidato del Partido Demócrata.

Por: Alejandro Franchini

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