Víctor Hugo Morales volvió a cuestionar con dureza a Javier Milei, luego de los ataques del Presidente a Ian Moche, el niño con autismo que criticó el ajuste y los recortes a las políticas en materia de discapacidad, y que la semana pasada reveló que el titular de la Agencia Nacional de Discapacidad le dijo que no era responsabilidad del Estado ofrecer una respuesta a ese sector vulnerable.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Ellos viajan con su propia destrucción. Ya están rotos por dentro. No somos los que los combatimos quienes podemos vencerlos, no tenemos manera. Son ellos, sus enemigos más poderosos. La basura, la fealdad que los habita, ese es el único adversario, sobre todo porque no lo pueden ver, lo tienen adentro.
Así que lo que podemos hacer es constatar y esperar. Esta gente no tiene salvación.
Que Milei haya emprendido una de sus delirantes cruzadas contra el niño Ian Moche supera todo. A lo del Garrahan y a la ofensa cotidiana a las personas con discapacidad, nos hemos acostumbrado. Mal, pero parecería que ya es parte de nuestra vida. Pero ahora superó sus récords de estupidez e inmoralidad. Ya no es que se trata de un estafador… hay muchos. De un hombre que habla con su perro. De un hambreador.
Ahora, pasó límites inimaginables. Le puso nombre propio a su violencia. La bautizó Ian Moche. Porque de los mil estropicios a la moral y la ética, este es el peor. Lali, Darín, María Becerra, Bonelli, Paulino, Longobardi, Ari, son nada en comparación. Tienen defensas, todos ellos. Pero Ian no. Ian y su mamá no.
Hay que ser, por lo menos, un cobarde. Hay que ser un insensible total, un tipo que da lástima, como un perro rabioso mientras no sos su víctima.
El sistema lo avala. Hasta la mafia que lo ataca porque no cede Telefónica, lo avala. El sistema quiere un Milei, lo necesitaba y les cayó del cielo. Y sus votantes, moralmente inferiores a Milei, lo siguen protegiendo con números de aceptación que espantan.
Por ese lado, Milei está a salvo. El problema es él y sus funcionarios, sin excepción. “Vil raza dañada”, dice Rigoletto a los cortesanos, hasta que su desprecio alquilado lo devora. Y eso son: el enemigo que los puede vencer, posiblemente a nombre de todos los que los hemos padecido estos años.
Fuente: Pagina 12