Manuel Ugarte

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Manuel Baldomero Ugarte (Buenos Aires, 27 de febrero de 1875 – Niza, 2 de diciembre de 1951) fue un escritor, diplomático y político argentino. Militó durante un tiempo en el Partido Socialista y formó parte de los círculos literarios y periodísticos de su ciudad natal. Fundó y editó el diario La Patria y la revista Vida de hoy. Autor de varios libros, entre ellos: El porvenir de América Latina y Patria Grande. Precursor de la Izquierda Nacional en América Latina. Fue socialista y apoyó al peronismo.1

Residió en el exterior durante varios años. Entre 1897 y 1903 residió en París, en esta etapa se forja su pensamiento hispanoamericano y socialista. Durante un viaje a los Estados Unidos, en 1898, estudia las invasiones a México, Cuba y Nicaragua, que cataloga de imperialistas, lo cual lo llevó a adoptar una posición decididamente antiestadounidense y antiimperialista. Representó a la República Argentina como embajador ante México en el periodo de 1946 a 1948, ante Nicaragua en 1949 y ante Cuba en 1950.2

Ugarte criticó duramente la injerencia de los Estados Unidos en la región, inspirado en hechos como la invasión a México, la escisión de la provincia de Panamá de Colombia, y otras intervenciones diplomáticas, comerciales y militares en los asuntos internos de las naciones sudamericanas.

La visión de Ugarte se apoya en la ideas de José de San Martín y Simón Bolívar respecto a la unidad de las ex colonias de raíces españolas en una federación latinoamericana. Con esta idea coincidirá, muchos años después, León Trotski, al lanzar la consigna de los «Estados Socialistas de América Latina», desde su exilio en México.4​ En contraposición, la visión panamericana propuesta por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, postulaba un origen y destino común de todas las naciones americanas desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Ugarte veía esta idea de Estados Unidos como una maniobra para establecer pequeños países de escaso peso político y someter a toda América a su supremacía.3

Sus obras incluyen libros de viajes, escritos políticos, novelas, cuentos y poemas, algunos de los cuales fueron al francés, inglés, italiano y ruso. De su obra poética, de corte modernista, destacan Palabras de 1893, Versos de 1894, y Vendimias juveniles de 1907. Es autor también de libros de cuentos, como Cuentos de la Pampa de 1903, Cuentos argentinos, 1908, y de ensayos literarios, artísticos y sociopolíticos como El arte y la democracia, 1905, La joven literatura hispanoamericana, 1906, El porvenir de América latina, 1910, El destino de un continente, 1923, El dolor de escribir, 1933, La dramática intimidad de una generación, 1951.

Dice Jorge Abelardo Ramos: “En sus campañas latinoamericanas, Ugarte expuso la necesidad de filiar la revolución de 1810 en la tradición revolucionaria española y de establecer una confederación de pueblos que ponga término a la impotencia insular. (…) el pensamiento ugartiano y hasta su prosa, (…) prueban su rigor y su coherencia; predicará la industrialización, en una época de completo librecambismo; una literatura de inspiración nacional, durante el auge del afrancesamiento generalizado; y la justicia social y el socialismo, cuando los intelectuales americanos acariciaban los cisnes o vagaban por los parques abandonados…” (en “Historia de la Nación Latinoamericana”, t. II, pág. 86).

Reconocimiento por el gobierno de Perón

Luego del triunfo electoral del peronismo el 24 de febrero de 1946 decidió el regreso a su patria. El 31 de mayo Ernesto Palacio lo acompañó a la Casa Rosada para presentarlo ante el presidente. Tanto Perón como Ugarte simpatizaron instantánea y recíprocamente. En septiembre de 1946 fue designado embajador extraordinario y plenipotenciario en la República de México. Por primera vez, Argentina obtenía un reconocimiento oficial a la capacidad y la lucha mexicana. México era el país al que había escrito reiteradamente contra las agresiones estadounidense y donde tenía tantos amigos y discípulos. Manuel Ugarte tenía entonces setenta y un años.

En agosto de 1948, luego de algunas diferencias con funcionarios de la embajada en México, es designado en Nicaragua, donde permaneció poco tiempo y a comienzos de 1949 fue nombrado embajador en Cuba.

A fines de 1949, en un intento por recomponer relaciones con los EE. UU., Perón, reemplazó al ministro de Relaciones Exteriores, Juan Atilio Bramuglia, de tendencia socialista, por Hipólito Paz de ideas más conservadoras. A causa de intrigas en la Cancillería y algún desdén y faltas de respeto por parte de los nuevos funcionarios, que denuncia en una carta a Perón, Ugarte presentó su renuncia al cargo,2​ sin por eso dejar de apoyar al gobierno argentino.

En noviembre de 1951 retornó a Buenos Aires con un solo objetivo: votar y apoyar la reelección de Perón. Luego de la reelección del presidente Perón, regresó a Madrid donde permaneció unos pocos días para instalarse nuevamente en Niza donde falleció el 2 de diciembre.

Repatriación de sus restos y homenajes

En noviembre de 1954, Jorge Abelardo Ramos organizó una Comisión de Homenaje, con la finalidad de recibir los restos del gran argentino fallecido en el ostracismo. Los restos de Ugarte llegaron al país acompañados por su viuda, Therese Desmand, y fueron recibidos por varias personalidades en el puerto de Buenos Aires.

En el funeral cívico, que se realizó esa noche en el salón Príncipe George, de Buenos Aires, hablaron el socialista Carlos María Bravo, el comunista-peronista Rodolfo Puiggrós, el diputado nacional peronista John William Cooke y Jorge Abelardo Ramos. Unas cuatrocientas personas concurrieron a la despedida de Ugarte. El presidente Perón envió un telegrama de adhesión. Actualmente sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta.

Por Alejandro Franchini

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