24 DE FEBRERO DE 1946: “LA FÓRMULA DE LA BOSTA” VS “LOS GRASAS PATAS SUCIAS

elecciones de 1946
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Desde comienzos de 1946, Argentina vive pendiente de la campaña política para las elecciones que deben realizarse el 24 de febrero. El país se divide en dos bandos: peronistas y antiperonistas.

Radicales, conservadores, demócratas progresistas, socialistas y comunistas se unen y crean la Unión Democrática. La Unión Cívica Radical se coloca a la cabeza de la coalición, con candidatos a presidente y vicepresidente: José Tamborini y Enrique Mosca. “La fórmula de la bosta”, bromean los peronistas: “Tambo, orín y mosca”.

Los antiperonistas replican: “Grasas, negros sin conciencia, patas sucias”, y recorren las principales ciudades de Argentina bajo el lema “Por la libertad, contra el nazismo”.

Perón no tiene un partido político. Su principal respaldo es el Partido Laborista, creado después del 17 de octubre de 1945 por Cipriano Reyes, dirigente del gremio de la carne.

SUMA DE FUERZAS. Al laborismo, integrado por un conjunto de pequeños gremios, se suma un buen número de viejos radicales, reunidos en la Unión Cívica Radical-Junta Renovadora, que reivindican la figura del presidente Hipólito Yrigoyen. Si bien no constituyen un partido, aportan algunas personalidades respetables, entre ellas el veterano Hortensio Quijano -candidato a vicepresidente- junto Juan Isaac y John William Cooke, Eduardo Colom, Alejandro Leloir y Vicente Saadi.

FORJA, autodisuelta en noviembre de 1945, se une al nuevo partido. No es numéricamente importante pero inyecta el pensamiento de jóvenes intelectuales nacionalistas, como Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz.

También se suman la Alianza Libertadora Nacionalista y figuras del revisionismo histórico, como Ernesto Palacio y José María Rosa. Pero el principal respaldo son los trabajadores, hasta entonces representados por líderes sindicales anarquistas, comunistas y socialistas. Muchos de ellos –incluyendo a algunos trotkistas– eligen ingresar al nuevo movimiento.

La fórmula Perón-Quijano alcanza más del 51 por ciento mientras la Unión Democrática, con el binomio “de la bosta”, no llega al 42 por ciento. La importancia de este triunfo es mayor si se toma en cuenta que quienes resultan vencedores se presentaban por primera vez a elecciones en las que competían contra una suma de partidos con una larga trayectoria política.

IZQUIERDA, CENTRO Y DERECHA. El historiador Joseph Page reproduce en su biografía de Perón la caracterización que hace de su movimiento el propio líder: “El peronismo no es sectario. Algunos dicen que es un partido centrista; grave error. El partido centrista, como el izquierdista y el derechista, es sectario y nosotros somos totalmente antisectarios… Nuestra tercera posición no es una posición centrista. Es una posición ideológica que está en el centro, a la izquierda o a la derecha, según los hechos. Obedecemos a los hechos”.

Félix Luna escribe en El 45: “[Perón] tenía una especial vocación para aglutinar gente e ideas y hacerlas suyas; en sus discursos y conversaciones privadas recogía al vuelo aportes de distintas vertientes políticas e ideológicas. Atraía las contribuciones del yrigoyenismo, el forjismo, el nacionalismo, cierto vago populismo marxista, el socialcristianismo…”. Y a todos esos elementos le agregaba su propio condimento.

Tres décadas después, Perón volverá al tema “izquierda” y “derecha”. El 25 de noviembre de 1972, el diario La Nación publica una crónica sobre una conferencia de prensa del General el día anterior, y lo cita textualmente: “¿Cómo no íbamos a tener en el movimiento a Cooke, que era de izquierda, para compensar a los que teníamos que eran de derecha?”.

Por Roberto Bacardini

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