La Patria está atrapada, pendulando, entre capitalismo ortodoxo de los liberales (Menem-De La Rúa-Duhalde-Macri-Milei) y el capitalismo progresista de los demócratas keynesianos (Alfonsín-Néstor-CFK-Alberto). Entre esos dos polos políticos internacionales pero interiores al capitalismo, el primero con sede en Wall Street, New York, EE.UU, el segundo desde la House of Lords, Londres, Inglaterra, se desarrolla la alternancia política de los gobiernos argentinos.
El Pueblo, que fuera conquistado en masa por Juan Domingo Perón cuando el general combatía al capital, después del Socialismo Nacional que impulsó la Tendencia Revolucionaria de las décadas del 60-70, no tuvo alternativa al capitalismo. Por eso, en este siglo XXI, tomando la Teoría del Valor de Carlos Marx nos dimos a la tarea de ponerla en práctica, creando la Economía de Equivalencias, EE, cuya unidad de medida es un valor, la Hora de Trabajo Humano, -HTH-, y no una ficción del mismo, como son todas las monedas, peso, dólar, libra esterlina, euro, yen, lo mismo da una que otra cualquiera.
¿Qué es la Economía de Equivalencias?
Es una de las herramientas políticas de Social 21 La Tendencia, que en tanto Proyecto de Liberación Nacional plantea una transformación de fondo, no una política contra cíclica al capital, sino otra política que no sirva al capital sino al ser humano. Entonces planteamos otra economía, la de Equivalencias, que reconoce como unidad de medida del valor de las cosas a la HTH, porque lo único que produce valor es el trabajo. Y denuncia a la moneda como una representación del valor, es decir un fetiche, no como un valor en sí mismo. El capitalismo utiliza a la moneda para decidir arbitrariamente cuánto valen las cosas, y en tanto representación del valor, la utiliza para manipular y enajenar al trabajador del valor que él es capaz de producir, le quita conciencia de sí como productor de valor. Entonces la economía no es autónoma, carece de rigor científico, es un instrumento de la política que tanto puede servir al capital como al trabajo.
La Economía de Equivalencias -EE- manifiesta públicamente su interés de defender al trabajador. Porque reconoce al trabajo como el sentido de la vida humana, cuando se le pregunta a una persona qué es, responde con su oficio, el trabajo es todo lo que el ser humano tiene para dar. Es la forma de existir en el mundo y para los demás, en concordia, en armonía. La EE al poner el centro en el trabajo tiende al equilibrio. Si todos trabajáramos y produjéramos lo que consumimos sería un mundo justo e igualitario, por eso es un derecho y también un deber. Diferente al mundo de hoy que es injusto y cruel porque responde a una economía capitalista que miente y mata. Mata de hambre en la paz y a tiros en la guerra, pero siempre mata.
¿Cómo se mide el valor de los bienes y servicios desde la Economía de Equivalencias?
La EE abandona el patrón moneda. Los bienes y servicios van a valer las horas de trabajo humano, las HTH, que se insumieron para fabricar ese bien o servicio. Entonces una casa, un auto y todo vale tanto como el trabajo que se haya empleado en su producción. Lo mismo para el servicio de agua corriente, gas, electricidad, salud, seguridad, transporte, lo que sea, cada uno de ellos vale tanto como el esfuerzo invertido en obtenerlos.
Por lo tanto, un campo, un yacimiento y las cosas hechas por la naturaleza y no por el hombre carecen de valor para la EE porque no se deben al trabajo humano. Sí al trabajo empeñado en la producción de la cosecha, el pastoreo o la actividad que se trate. Lo mismo respecto del yacimiento y su transformación en mina o cantera: se reconoce el trabajo que se emplea en ponerlo a producir. No hay renta sobre la propiedad. La EE es socialista, no capitalista. Si siguiéramos con la economía capitalista seriamos conservadores estaríamos aceptando la desigualdad como un principio político de este sistema y estaríamos consolidando la dependencia no la liberación.
¿Cómo sería un ejemplo práctico de eso?
En nuestro país la balanza comercial está relativamente equilibrada en dólares. Mejor aun, actualmente alcanzó un superávit de US$ 17.198 millones, exportamos más de lo que importamos. Entonces desde la óptica capitalista estamos fenómenos, los números del balance cierran bien, económicamente la Argentina es rica tendría que estar tirando manteca al techo. Sin embargo, tenemos 7% de desocupados, 13% de planes sociales y 40% de trabajo en negro. Equivalen a una masa de 15 millones de compañeros que están en la lona. Pero están ocultos al momento de medir la economía argentina, porque la desocupación es un problema del cual el capitalismo no se hace cargo, la considera un daño colateral que tendrán que atender los estados con asistencia social. Pero la EE con centro en el trabajo no cree que haya paz en la Argentina ni en ningún país mientras haya desocupados. En su balance del comercio exterior, exportaciones e importaciones no se miden en divisas, se miden en puestos de trabajo permanentes. Por ejemplo, en la Patria Grande, si medimos las importaciones en puestos de trabajo -pt- por cada tonelada -ton- de producto comprado afuera del país obtenemos que:
Artículos del hogar y equipos eléctricos equivalen a 1,95 pt/ton
Metales, insumos y manufacturas metalúrgicas 0,15 pt/ton
Materiales para la construcción 0,06 pt/ton
Es decir que la EE cuantifica mediante el listado anterior que para generar empleos de manera permanente y abundante, el itinerario de Desarrollo Endógeno debe empezar por los artículos del hogar y terminar con los materiales para la construcción. Porque, a igualdad de inversiones, la industria liviana da más trabajo que la pesada y de manera rápida.
Otra tablita de equivalencias más sencilla nos dice que para la producción de petróleo se emplean 0,03hth/kg, para la producción de alimentos 0,11 hth/kg y para la producción de motores se necesitan 3 hth/kg. Por lo tanto la cantidad de trabajo que genera producir motores es 100 veces mayor a la de producir petróleo y 30 veces mayor a la de producir alimentos. Entonces la EE nos demuestra que lo más conveniente es sustituir importaciones industriales que traemos y no aumentar las exportaciones de alimentos. Y acá se cae por tierra un argumento de los economistas que dicen que para ser más competitivos hay aumentar las exportaciones primarias. Siendo que si comparamos, en la década del ’90 las exportaciones argentinas estaban en US$ 6.500 millones y en el 2024 US$ 72.600 millones, ósea, más de 1000% más que hace 35 años. Pero si lo vemos desde la óptica del trabajo en los ’90 había un 64% de trabajo en blanco y en el 2024 un 40% de trabajo en blanco. Por lo tanto el crecimiento económico fue inversamente proporcional a la creación de trabajo. Por eso la EE alienta el desarrollo endógeno y el autoabastecimiento industrial, y desmiente al capitalismo que acusa de querer aislarse del mundo a todo aquel que se vaya del mercado global para defender a sus trabajadores y la industria nacional. Desde la ’90 la Argentina arrastra una desocupación crónica de 3 millones de argentinos, y el total de las importaciones argentinas suma 7 millones de puestos de trabajo en el extranjero. Entonces, aun cuando todos nuestros desocupados consiguieran empleo, seguiríamos importando 4 millones de PT. Nuevamente la EE destruye el mito liberal-keynesiano de que si sustituimos importaciones nos aislamos del mundo.
¿Cuál es el objetivo principal de la EE?
Bajar los índices de desocupación, de planes sociales y de trabajo en negro hasta que lleguen a 0. La EE no acepta ese 5% de desocupación que los empresarios consideran conveniente y que Marx denunció como ejercito de reserva que permite a la patronal traccionar a la baja salarios y condiciones de trabajo. Para la EE el pleno empleo significa 0% de desocupación, toda la fuerza productiva del país trabajando y generando riquezas, en blanco, en planta permanente, con todas las garantías sociales, sin dejar a nadie afuera con el Estado Empresario controlando los mercados desde adentro de la propia actividad en cada rubro estratégico y a favor del pueblo, no como ahora que lo controlan las multinacionales en pro de sus ganancias con anuencia de las embajadas imperialistas.
Entonces, la sustitución de importaciones y la industria liviana (mano de obra intensiva) rápidamente puede darnos los 3 millones de empleos que nuestros compañeros necesitan. Desde la economía capitalista no lo podremos hacer porque tiene otros criterios, el lucro y la ganancia a partir de la explotación del pueblo en el mejor de los casos, porque también vienen por la eliminación del costo trabajo.
Y cabe aclarar que desde esta óptica el avance de la tecnología y la productividad deberían abaratar el costo de los bienes y servicio ya que, si cada vez cuesta menos trabajo producir las cosas, deberían valer cada vez menos. Lo que ocurre es que la evolución tecnológica que también sirve a la ambición de ganancias es mala porque el lucro como motor del desarrollo es malo. El agotamiento de recursos no renovables nos ha trasformado a nosotros mismos (8.000 millones de seres humanos que crece a razón de 75 millones/año) en nuestra principal amenaza. Seguir jugando al capitalismo como si nada pasara es suicida en el mediano plazo.
¿Cuál es el éxito del capitalismo? ¿Las guerras que promueve el aparato militar-industrial del Pentágono y la OTAN? ¿La destrucción de los bosques nativos? ¿El calentamiento global? ¿La depredación de los mares? ¿El hambre y la desocupación? ¿El egoísmo y el racismo? Es hora de empezar a pensar desde otros parámetros. Nosotros perseguimos el bien común, y solo es posible si todos tienen trabajo que es el sustento para desarrollarse como humanos.
¿Cómo se lograría?
La EE nos da el fundamento económico para sustituir importaciones y alcanzar el pleno empleo, eliminar la desocupación, porque atiende problemas que el capitalismo ignora. Por lo tanto sería un error de nuestra parte usar sus patrones de evaluación cuando medimos, ellos la ganancia nosotros el trabajo. Por eso los criterios no capitalistas para medir el escalonamiento hacia el pleno empleo son, entre otros, la Carga Social y la Productividad Social Equivalente. Dos herramientas que indican, la primera, a saber, la Carga Social -CS-, la presión que ejercen los que no trabajan sobre los que sí lo hacen, es decir, el peso que significan los menores de 16 años + los mayores de 60 + los desocupados + los planes + los trabajadores en negro sobre los que trabajan en blanco. Y la segunda, la productividad social -PS- mide el potencial productivo de la patria en función de los que efectivamente trabajan y denuncia también la capacidad ociosa que significan nuestros desocupados, la pérdida de productividad que sufre la Patria por tener una masa de desocupados tan grande.
La principal diferencia entre ambas economías es el amo al cual sirven: al trabajo o al capital. El capitalismo no la reconoce porque admite solo diferencias graduales como las liberales o las keynesianas, entre ajustes monetaristas o estado de bienestar, porque son matices, interiores al capitalismo. Pero a la Economía de Equivalencias no la admiten porque no es un matiz, es otro sistema de razonamiento.
Por Bárbara Solernou
Social 21, La Tendencia
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