Guillermo Michel, quien fuera Director de Aduanas durante el descolorido gobierno peronista de Alberto Fernández aparece públicamente preocupado porque Nicolás Maduro se asume como “soldado de Perón”.
Si Michel fuera peronista debería saber que el primer gobierno de Perón puso preso en octubre del ’48 al dirigente gremial Cipriano Reyes, protagonista importante del 17 de octubre de 1945, acusado de planear su asesinato y el de Evita.
“Tres grupos de traidores pagados por el oro extranjero desean mi muerte” diría Perón en aquel momento.
Ricardo Balbín fue detenido el 12 de marzo de 1950 después de votar en las elecciones de la provincia de Buenos Aires, se lo acusó de desacato a la figura presidencial y estuvo 297 días presos hasta que fue indultado por Perón.
Tras las bombas colocadas en los alrededores de plaza de Mayo durante una movilización convocada por la CGT el 15 de abril de 1953, se encarceló a Alfredo Palacios, Victoria Ocampo y otros dirigentes y militantes opositores ligados a los comandos integrados por jóvenes universitarios y profesionales.
Ese mismo año fueron liberados por una ley de amnistía sancionada por el Congreso.
Podría decirse que no hubo en la historia argentina expresión más alta de democracia que la ejercida por los dos primeros gobiernos peronistas, pero a esa democracia, que no era una simple manisfestación electoral, se la defendía con el protagonismo popular y la autoridad del gobierno abortando las conspiraciones que en la mayoría de los casos eran alentadas o aprovechadas desde el extranjero por intereses foráneos.
O es que Michel no sabe de los intentos de golpe de estado en Venezuela, de los criminales bloqueos y de las acciones terroristas de las guarimbas.
Sospecho que lo sabe muy bien, pero lo suyo no es otra cuestión que la de un sector del “peronismo” que busca alinear al partido en forma disciplinada dentro de los límites que marca la democracia liberal y formal, esa que no se le atreve al poder fáctico de las Corporaciones.
Hay que ordenar al peronismo y hay que comenzar por hacerlo ideológicamente, recuperando los valores que le dieron origen hace ya 80 años.
Quienes pretendan hacerlo de otra manera que se busquen otro partido.
Por Hector Amichetti
