Axel Kicillof, ¿qué pasa con el Astillero Río Santiago?

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Imposible no ver que la fábrica más grande que tiene a su cargo el gobernador de la provincia de Buenos Aires está absolutamente paralizada a pesar de sus ya 5 años de mandato. No es un detalle menor, es todo un mensaje político. Kicillof es economista de la doctrina de Keynes, su naturaleza está más cerca de las finanzas que del trabajo.

Después de 5 años de geparálisis productiva queda claro que no está a favor del Estado Empresario peronista que crea trabajo calificado, produce, vende y factura. Porque para reactivarlo, lo primero que había que hacer era devolver los U$ 23 millones que Venezuela pagó por adelantado -año 2009- por los buques N°79 y 80 -Eva Perón y Juana Azurduy-, y el entonces presidente del ARS, González Elicabe, desviara, por orden de Scioli, para construir el estadio Único de La Plata sin jamás devolverlos a la fábrica.

                Durante todo el 2010 el Tribunal de Cuentas, a través de su relator Sergio Sánchez, reclamó estos gastos sin rendir (5 auditorías en un año) sin que las autoridades del ARS presenten balance que justifique tamaño desvío de fondos. La continuidad jurídica del Estado hace que esta herencia recaiga en Vidal-Tizado y luego en Kicillof-Costa que todavía no han dado señales de devolverle los fondos correspondientes al Astillero y restañar el daño que paraliza las obras para PDVSA pero lastima aún más el prestigio del ARS por incumplimiento de precio, plazo y calidad. Entonces, es lícito decir que Kicillof deprime productivamente la fábrica como antes lo hacían los liberales. He ahí la armoniosa gobernabilidad liberal-keynesiana.

                Para muestra basta un botón. Ni bien asume como gobernador lo primero que hace es pagarle U$ 250 millones de deuda provincial al fondo buitre Fidelity -febrero 2020-, en vez de pagarle al ARS el dinero que fugó Scioli, lo cual representa apenas el 10% de lo que pagó a los buitres financieros. Con el pago de Kicillof Fidelity compra en 24hs. deuda nacional al 40% de su valor nominal aumentando sus acreencias contra el país a U$625 millones. 

                Muy lejos de esta timba financiera está el trabajo, la industria naval y el Astillero Río Santiago. Uno de los astilleros más grandes de América Latina, con más de 3.000 trabajadores especializados, más de 800 máquinas herramienta y 20 grúas de gran porte, más de 400 m. de muelles de alistamiento, un dique seco de más de 10.000 toneladas, etc. Su gran capacidad tiene un potencial de ejecución de 9 obras: 3 buques en taller de estructuras, 3 en grada y 3 en muelle de alistamiento. Sin embargo, ¿hace cuánto que la fábrica no entrega un buque? ¿Hace cuánto no factura? Hoy está completamente paralizada esperando algún contrato de obra.

                La alianza espuria, en contra del sagrado interés de la Patria, de políticos profesionales –keynesianos y liberales-, burocracia gremial -CGT y CTA-, empresarios capitalistas -cámaras navieras-, milicos -Armada y prefectura naval- lo tiran al bombo una y otra vez, ocultando su poder en perfecta obediencia a la embajada yankee. Como falsa opción, el tándem cipayo antes mencionado, proponen alinearlo al interés chino de cambiarle la figura jurídica antes de traer trabajo a la fábrica. Alegan que la empresa debe autonomizar su presupuesto y que dependiendo del Ministerio de Producción se obstaculizan los procesos de compras de insumos. ¿No será que quieren deshacerse del estorbo estatal (leyes de contabilidad, concursos públicos de precios, comparativas y actas de adjudicación) para hacer negocios privados entre amigos?

                El ARS ha vendido 5 bulk carriers para Alemania por un total de 135.000 toneladas de porte bruto y 2 petroleros para Venezuela por 100.000 toneladas sin la necesidad de ningún cambio jurídico. Ocultan que el verdadero conflicto que pesó sobre estas obras fue político, y que sin embargo, en el caso de los cargueros alemanes, los trabajadores pudieron sortearlo cumpliendo con éxito el contrato. No así los petroleros venezolanos que se toparon con varias interferencias de servicios de inteligencia y operaciones políticas que impedían su desarrollo de las cuales la última que frenó las obras fue el desvío de U$ 23 millones del pago por adelantado que realizó Venezuela y que Scioli destinó al estadio único de La Plata en el 2009 sin jamás regresarlos a la fábrica, ni él ni los sucesivos gobernadores al mando.

                La muerte vegetativa de la fábrica comienza con ese fraude institucional en el que el gobierno provincial desfinancia las obras más importantes de la historia del Astillero Río Santiago: inicialmente el contrato era por 4 producteros -para transportar derivados del petróleo, no crudo- doble casco, modelo 2005, de 50.000 toneladas de porte bruto para la 4ta petrolera más grande del orbe perteneciente a la primera reserva de petróleo mundial, Venezuela. No obstante, desde la guerra de Malvinas ’82 que las operaciones para destruirlo están a la orden del día. Desde el intento fallido de privatización hasta el vaciamiento de grandes obras como los Patrulleros Oceánicos Multipropósito que los trabajadores del sector de Buques Militares habían cotizado -y ganado mediante oferta hostil- la construcción de 4 POM por un total de 174 millones de dólares mientras que la Armada negociaba por 230/250 millones de euros -a valores 2006- y que finalmente no se hicieron para que años después -2017- Macri los comprara hechos en Francia. Otro ejemplo es la cotización oficial -2015- con firma del Ing. Julio Martínez, el entonces Gerente comercial del ARS, para construir los 2 buques roll on-roll off que la Ley 26.776 de Integración Territorial requiere para el Cruce por Aguas Argentinas entre Santa Cruz y Tierra del Fuego, para lo cual hay un fideicomiso reglamentado por Decreto Nacional 1423/2015, y sin embargo no hay decisión política de ejecutar lo pendiente.

                Finalmente, sin agotar la lista, hay 2 proyectos de ley que hace 20 años duermen el sueño de los justos en el Congreso Nacional que pondrían a tope de producción la capacidad instalada del Astillero Río Santiago. A saber, Transporte por Agua con Reserva de Cargas y Fondo de Desarrollo de la Industria Naval Nacional. Ambos forman la base jurídica para el Plan Naval Argentino que a partir del estudio del movimiento de cargas del comercio exterior establece el tipo de buque y la cantidad que se necesita fabricar para reconstruir la flota nacional. Estos son 118 graneleros, 39 petroleros, 14 portacontenedores, 840 pesqueros y 2400 barcazas. Este plan está proyectado a 35 años y saturaría la capacidad del ARS por lo que requerirá la reactivación de todos los astilleros que cerraron en los 90: Corrientes, Alianza, Sanym, Príncipe Menghi Penco, Astarza, Mestrina, etc.

                Queda demostrado que sí hay proyectos que están esperando su hora, y el obstáculo que encuentran es de intereses. La alianza espuria de políticos-empresarios-burocracia gremial-milicos obedeciendo los designios imperialistas de impedir que la Argentina vuelva a fabricar barcos y navegar y la militancia de base que no dejándose achicar por la resignación y el posibilismo sigue soñando a lo grande y presenta propuestas que pretenden recuperar esa Patria del trabajo industrial que una vez tuvimos. Los objetivos populares superan largamente las aspiraciones paupérrimas de la clase política sierva de la colonia que se dedica a frenar toda iniciativa de desarrollo nacional. La nueva Argentina marítima del siglo XXI se pondrá de pie con la fuerza de su Pueblo Trabajador y su proyecto de liberación. 

Por Bárbara Solernou de Social 21 La Tendencia

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