El presidente Javier Milei ha señalado su intención de retirar a Argentina del MERCOSUR, calificándolo como un “bloque defectuoso” que limita la capacidad del país para negociar acuerdos comerciales de manera independiente. Esta estrategia busca fortalecer vínculos con Estados Unidos y otros países ideológicamente afines, como parte de lo que él llama “Nueva Política Exterior” que muchos especialistas consideran una re edición de las “relaciones carnales” de los años 90s. Sin embargo, esta decisión podría tener serias consecuencias para la economía argentina, que ya enfrenta un contexto crítico.
La salida del MERCOSUR implicaría romper la relación comercial con Brasil, el principal socio estratégico de Argentina. Esta ruptura podría impactar gravemente sectores clave como la industria y la agricultura, afectando las exportaciones y poniendo en riesgo miles de empleos. Además, advierten que apostar exclusivamente a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos podría resultar imprudente, dado que figuras como Donald Trump, presidente electo de ese país, han mostrado un declarado proteccionismo que incluye el impulso de medidas arancelarias. A modo de ejemplo durante el gobierno de Mauricio Macri, por ejemplo, la administración de Trump aplicó aranceles al aluminio, biodiésel y limones argentinos, dejando en evidencia la vulnerabilidad de confiar únicamente en ese mercado que históricamente le fue adverso a la argentina por presentar un perfil competitivo y no complementario en producción primaria.
A esta situación se suma la oportunidad perdida con los BRICS, un bloque en el que Argentina había sido invitada a participar y que representaba un espacio clave para diversificar mercados y promover exportaciones en un contexto global cada vez más competitivo. Si Argentina por una cuestión netamente ideológica se aleja del Mercosur como lo hizo de los BRICS, corre el riesgo de quedarse aislada comercialmente, perdiendo acceso a mercados estratégicos en un momento en que su economía no muestra signos de recuperación.
Este panorama plantea una contradicción evidente en la estrategia de Milei, quien podría enfrentarse a los mismos problemas que otros gobiernos argentinos al depender de acuerdos inciertos con actores externos, mientras se debilitan los vínculos con socios tradicionales. No obstante se podría trata de otra declaración imprudente del presidente libertario, tal como ocurrió con sus declaraciones iniciales sobre China, que luego tuvo que rectificar en una reunión con el líder chino, aunque advierten que las bravuconadas del libertario solo generan una percepción negativa del país en el mundo que terminan por generar más costos que beneficios para el país.