El gobierno electo de Javier Milei enfrenta un desafío económico colosal: estabilizar la economía argentina en un contexto de crisis financiera y alta inflación. Según un reciente artículo del Wall Street Journal, el futuro económico de Argentina depende en gran medida de la capacidad de Milei para negociar un salvataje financiero, ya sea a través de un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) o mediante la intervención de Donald Trump, quien podría facilitar el acceso a recursos clave. Sin embargo, sin este apoyo, la devaluación del peso podría superar el 50%, una medida que traería implicaciones sociales y políticas de gran magnitud.
El rol de Trump en la estrategia de Milei
El Wall Street Journal subraya la confianza que Milei deposita en su relación con el expresidente estadounidense. En una declaración destacada, el líder libertario aseguró que el “gobierno electo se siente más cómodo trabajando conmigo que con otros gobiernos”, sugiriendo que esta relación podría abrir puertas tanto comerciales como financieras.
El contexto global, sin embargo, dificulta estas expectativas. Kristalina Georgieva, directora del FMI, expresó dudas sobre la posibilidad de que Trump facilite un préstamo de 15.000 millones de dólares, como pretende Milei. Además, la relación histórica entre Argentina y el FMI está marcada por desconfianzas mutuas debido al historial de incumplimientos del país, que aún debe 40.000 millones de dólares del mayor rescate otorgado en 2018.
El peso y la devaluación inminente
La política cambiaria emerge como el eje de las tensiones entre el FMI y Argentina. Mientras el fondo exige un tipo de cambio más flexible, los expertos coinciden en que el peso está sobrevaluado, lo que fomenta la brecha con el dólar en el mercado paralelo. Oxford Economics estima que, sin un programa de financiamiento, Argentina tendría que devaluar el peso en un 53% para eliminar los controles de capital, una medida que dañaría aún más el poder adquisitivo y dispararía la inflación, complicando la gobernabilidad de Milei.
Esta perspectiva económica está respaldada por declaraciones como la de Claudio Loser, exdirector del FMI para el hemisferio occidental, quien afirmó que los inversores extranjeros demandan garantías para ingresar capital al país. Sin ellas, Argentina seguirá aislada de los mercados internacionales, dependiendo exclusivamente de acuerdos bilaterales y prestamistas privados.
Impacto social y político
Una devaluación de tal magnitud tendría un impacto directo en los sectores más vulnerables de la sociedad argentina. Los controles de capital actuales ya afectan a empresas y ciudadanos, limitando la repatriación de utilidades y promoviendo la dolarización de la economía doméstica. Un ajuste abrupto podría provocar descontento social y protestas masivas, erosionando el apoyo a Milei.
Por otro lado, la dependencia de Trump como intermediario financiero refleja las limitaciones de Argentina en la arena internacional. Incluso con un eventual respaldo estadounidense, el deterioro de las instituciones económicas internas y el historial de crisis recurrentes complican el panorama.
¿Qué sigue para Milei?
El desafío inmediato de Milei es evitar una crisis de confianza en los primeros meses de su mandato. La falta de acceso a financiamiento externo, combinada con una política de shock económico, podría crear un entorno de alta volatilidad. El gobierno debe decidir entre plegarse a las exigencias del FMI o asumir el costo político de una devaluación histórica.
Mientras tanto, las dudas sobre el futuro de Argentina persisten, y los ojos del mundo están puestos en la capacidad de Milei para navegar estas aguas turbulentas. Si su plan de estabilización económica fracasa, el impacto se sentirá mucho más allá de las fronteras del país, afectando la confianza en las economías emergentes de la región.
Fuente: LPO
