El editorial describe el esquema intelectual del gobierno liberal y lo ubica en perspectiva histórica con otras experiencias del mismo signo ideológico.
Carlos Pagni, intelectual insigne de La Nación, descubrió que el discurso de Javier Milei ante la ONU estaba plagiado de un monólogo del personaje que interpreta el genial Martin Sheen en “The west wing”. Rápidamente, muchos medios de comunicación, de todos los colores ideológicos, se hicieron eco del papelón y se escandalizaron por semejante bajeza intelectual.
De ninguna manera queremos insinuar que no sea grave el plagio, pero vale recordar que el Presidente ha incurrido en el plagio en muchísimas oportunidades, sobre todo en sus libros, que fueron los que lo catapultaron a la televisión y, luego, a la primera magistratura. Sin ir más lejos, el último libro de Milei plagia descaradamente 52 páginas de “Macroeconomía”, de Gregory Mankiw.
Allí, el presidente argentino roba la idea del profesor y economista estadounidense sobre cómo impacta la política monetaria al tipo de cambio nominal. El problema no es que Milei robe ideas ajenas, el problema es que no las entiende. Copia y pega sin analizar ni interpretar. Mankiw sostiene que “de la misma manera que el crecimiento de la cantidad de dinero eleva el precio de los bienes expresados en dinero, también tiende a elevar el precio de las monedas extranjeras expresadas en la moneda nacional” (p, 248, 2009). El mismo párrafo aparece copiado en el libro del presidente.
Ahora bien, ¿se puso a pensar un minuto Milei qué significa esto?, ¿analizó cómo, desde una mirada liberal, podría hacer para revertir esta tendencia al aumento de precio de las monedas extranjeras, es decir, el dólar?, ¿se le cruzó por la cabeza qué medidas tomar para evitarlo, qué productos y bienes serían los más afectados?, ¿no dijo en el debate presidencial que él era “especialista en crecimiento económico con y sin dinero”?
Varios ejemplos al respecto: el acero, la industria automotriz, el calzado, los medicamentos, la carne, la leche, la harina. Son muchísimos los productos donde el presidente liberal podría haber aplicado el axioma de Mankiw para bajar la inflación, en lugar de hacerlo mediante recesión, caída del salario, del poder adquisitivo, de la capacidad de ahorro, en suma, de la extinción de la clase media. Esto quiere decir que Milei es adicto al “copy-paste” acrítico, copia y pega sin entender las ideas que plagia.
En un sentido similar, los hechos de violencia desatados esta semana en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) se encaminan en la misma dirección. Durante meses, los seguidores de Milei optaron por la violencia verbal, la estigmatización del adversario, el escrache, el “doxeo” (publicar datos privados de alguien en las redes sociales), la amenaza y el insulto.
Curiosamente, el viernes 4 de octubre, el presidente del bloque de LLA en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Agustín Romo, intentó organizar una charla en la UNLP, pero el grupo de mileístas fue corrido por los estudiantes reales de la mencionada casa de altos estudios. Decimos reales porque el liberalismo 2.0 se ha acostumbrado al ejercicio de la violencia mediante las redes sociales, creyendo que eso no tendría implicancia en la vida cotidiana.
¿Deberíamos como sociedad repudiar la violencia sufrida por el legislador Romo y sus seguidores? ¿Deberíamos hacer autocrítica y hacer un llamado a la diplomacia, al respeto por el pensamiento distinto al nuestro? Quizás, quienes deban inaugurar esa senda sean los propios liberales. Los únicos responsables de una posible escalada de violencia en la sociedad civil son los liberales en el gobierno. Y esto no es nuevo.
Domingo Faustino Sarmiento le decía a Bartolomé Mitre en una carta “no economiza sangre de gauchos” en la Guerra de la Triple Alianza, Juan Bautista Alberdi decía que en América “todo lo que no es europeo, es bárbaro”. En su discurso ante el Congreso Nacional al asumir la presidencia de la Nación en 1880 y tras haber emprendido la Campaña del desierto que fue un etnocidio de los pueblos originarios, Julio Argentino Roca decía: “Nada grande, estable y duradero se conquista en el mundo cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos, si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios”.
El liberalismo realmente existente siempre proclama libertad de comercio y exterminio del adversario. El plagio de Milei en nada desentona con el carácter clasista y racista de sus antecesores.
El autor es licenciado en Periodismo, licenciado y profesor en Letras (Universidad Nacional de Lomas de Zamora), diplomado en ESI (DGCyE), diplomado en Interculturalidad en la escuela y diplomado en Herramientas didáctico-pedagógicas para la implementación de las TICs en los procesos de enseñanza (UCES).
Marcelo Ibarra, director de revistapunzo.net