La periodista de Página/12, Luciana Bertoia, fue intimidada por un grupo de genocidas que cumplen condena en la Unidad 34 de Campo de Mayo, conocidos en redes sociales como “Los Muertos Vivos”. La amenaza, que fue publicada en X (antes Twitter), se enmarca en un preocupante contexto de creciente violencia y odio, habilitado por el gobierno de Javier Milei y su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, quienes han hecho reiterados guiños a sectores que buscan la impunidad para los responsables de crímenes de lesa humanidad.
El mensaje intimidatorio publicado en la cuenta del grupo dirigido a Bertoia expresaba: “Estimada Luciana, gracias por hacer conocer nuestras preocupaciones. Estaremos gustosos de recibirla y compartir una conversación productiva y desapasionada sobre los acontecimientos que usted regularmente publica. La esperamos en nuestro horario de visitas”. La amenaza, disfrazada de invitación, fue vista como una provocación directa, en un momento en que el lobby para la excarcelación de genocidas parece estar cobrando más fuerza.
Lejos de amedrentarse, la periodista respondió: “Acepto con gusto la invitación si pueden aportar información sobre qué hicieron con los desaparecidos y con los bebés apropiados”. Hasta el momento, no hubo más respuestas por parte de los represores, quienes continúan utilizando sus plataformas digitales para intimidar a quienes, como Bertoia, trabajan por la memoria y la justicia.
El mensaje intimidatorio desató una fuerte ola de solidaridad hacia la periodista. Referentes de derechos humanos, periodistas y figuras políticas se manifestaron en apoyo a Bertoia, denunciando el peligroso clima de violencia promovido por sectores afines al gobierno actual. “No podemos permitir que los peores criminales del país traten de intimidar a una periodista con turbios mensajes”, escribió el periodista Víctor Hugo Morales. A su vez, la diputada Cecilia Moreau lanzó un contundente mensaje en sus redes: “Rompan el pacto de silencio y hablen. Digan qué hicieron con los cuerpos de los detenidos-desaparecidos y dónde están los bebés apropiados”.
Este episodio no puede leerse de manera aislada, sino como una muestra de la escalada de violencia que ha sido alentada por el discurso de Milei y Villarruel. Ambos han revivido narrativas que relativizan los crímenes cometidos durante la última dictadura militar, otorgando legitimidad a sectores que históricamente han buscado la impunidad para los genocidas. La reciente visita de seis diputados oficialistas al penal de Ezeiza para apoyar a represores es un ejemplo de cómo estos gestos políticos alimentan un contexto cada vez más violento.
Además, organizaciones de derechos humanos y periodistas señalaron que estos discursos no solo fortalecen a los represores, sino que también generan un clima de inseguridad para aquellos que investigan y denuncian sus crímenes. Emilce Moler, sobreviviente de La Noche de los Lápices, expresó: “Siempre seguiremos preguntando qué hicieron con los desaparecidos. Mi solidaridad con Luciana Bertoia ante esta reprobable intimidación”.
El colectivo “Los Muertos Vivos”, conformado por genocidas de renombre como Christian Von Wernich y Mario Sandoval, entre otros, se organiza desde julio de este año para reclamar su libertad, en medio de un contexto favorable que incluye contactos con generales y legisladores oficialistas. Sin embargo, la sociedad sigue exigiendo cárcel común y efectiva para los responsables de las atrocidades del pasado.
Este ataque a Luciana Bertoia es un nuevo recordatorio de los peligros que acarrea la banalización del terrorismo de Estado. Ante este escenario, es fundamental mantener firme la lucha por la memoria y la justicia, resistiendo cualquier intento de intimidación o amedrentamiento, por más que el clima de violencia esté habilitado desde los más altos niveles del poder.
Fuente: Página 12