Para indignar a alguien de Argentina hace falta criticarle unas pocas cosas: el equipo favorito, su barrio o cómo hacer un buen asado. Ésto último fue lo que hizo esta semana la revista de gastronomía Taste Atlas cuando nombró a los chinchulines como uno de “los tres peores platos de la Argentina”.
Según Taste Atlas, los chinchulines son “polémicos”, pero no más que sus compañeros de terna, que son la morcilla y el riñón. Lo que pasa es que en el caso de los “chinchus” hasta el método de cocción quedó entre los “12 peores del mundo“.
“Se trenzan con un relleno, generalmente de ajo y perejil, y luego se asan a la parrilla. Para obtener buenos resultados, lo importante es preparar el intestino, es decir, limpiarlo bien y hervirlo en agua o leche para ablandarlo, o puede quedar gomoso y de mal sabor cuando se asa“, escribieron en la revista que cubre la gastronomía de todo mundo.
Es verdad que en la Argentina son muy pocos los parrilleros que rellenan con ajo y perejil a los chinchulines antes de asarlos, pero también está el punto de “polémica” sobre que solamente hirviéndolos se logra evitar que queden gomosos o tengan mal sabor.
Sobra tripa, falta técnica
El truco de hervir los chinchulines en leche antes de ponerlos a la parrilla es bastante usado tanto en Argentina como en otros países donde existe el mismo plato, pero además en estas latitudes se estila macerarlos durante dos horas en jugo de limón con sal, pimienta y ajo.
Luego los chinchulines se asan a fuego medio en la parrilla hasta que estén relativamente listos y para darle el toque final del dorado colocan fuego fuerte.
También vale mencionar que se pueden lavar, desgrasar, cortar y preparar en cualquier otro tipo de receta, pero en Taste Atlas se les escaparon los matices al prestarle atención a “las valoraciones de la audiencia” cuando armaron su ranking.
De paso la ligaron los riñones, que fueron descritos como “un trozo de despojo de carne de res que necesita una limpieza exhaustiva antes de asarlo y que se debe remojar en agua, vinagre o jugo de limón”.
Al menos las delicias dulces de la gastronomía argentina, como la chocotorta y el alfajor, recibieron algo de amor y una buena calificación en un ránking anterior de la misma revista, donde quedó entre los mejores postres de chocolate del mundo. Sale esa invitación para la merienda en vez del asado.