El cuadro presenta el mes de julio más seco de los últimos 60 años sumado a fríos intensos y prolongados. Aunque se esperan lluvias primaverales, se pronostica una importante seca en la temporada de siembra e implante de los cultivos.
La producción de granos representa, entre exportación primaria y productos del complejo agroexportador, más de la mitad de las exportaciones de nuestro país.
Una buena parte de las proyecciones económicas nacionales giran por eso en torno a las proyecciones de cosecha y el estratégico ingreso de dólares que esto representa.
Lo supo bien el gobierno de Alberto Fernández, una administración que sufrió la sequía en carne propia. En la cosecha 22/23 los principales cultivos sufrieron pérdidas del 50%; en el caso de la soja, se trató de la peor campaña desde 1999.
Lo cierto es que a mediados del invierno argentino es cuando se comienza a definir la suerte de los cereales de inverno, especialmente del trigo y se hacen los planes para la siembra de los cultivos de verano, especialmente del maíz y la soja.
Los reportes de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se siguen con atención y la consulta a los climatólogos es obligada. Y el panorama no se presenta nada halagüeño.
Mucho frío, más sequía
El último Resumen del Informe Región Núcleo de la BCR enciende las alarmas por frío y seca:
“El 40% de la región núcleo superó las 100 horas por debajo de cero grado en lo que va de julio. Empiezan a verse los efectos del frío y la falta de agua en trigo, y se prende la alarma en la región: hay trigos muy afectados. También hay cebadas muy golpeadas” dice el reporte.
Pero también advierte que “el problema de fondo no es el frío, sino la sequía: Desde abril que no llueve”. En realidad, en el balance global “en la región núcleo, en 60 años, solo hubo 4 meses de julio con menos de 4 mm y julio 2024 se encamina a terminar por debajo de ese acumulado”.
Ese es un panorama desalentador también porque para las siembras de primavera debe esperarse algo de agua acumulada en el suelo o lluvias tempranas.
Para saber qué puede traer la próxima primavera y verano consultamos con el especialista, Juan Mario Navarro, por el pronóstico extendido para la temporada.
Primero La Niña
Antes de ir a fondo en el pronóstico Navarro advierte que hay alguna disidencia entre los especialistas del mundo sobre el estado que tendrá el fenómeno ENOS, El Niño Oscilación del Sur. Así se denomina al patrón climático que consiste, en sus variantes Niño y Niña, en la oscilación de los parámetros meteorológicos del Pacífico ecuatorial cada cierto número de años y que tiene una marcada influencia respecto al comportamiento climático esperable en varias regiones del mundo, incluida la zona núcleo de producción agrícola argentina.
“Estados Unidos es el único servicio de información que está anticipando que habrá Niña; mientras que Australia, Nueva Zelanda, Canadá y toda la parte europea anticipan que habrá una neutralidad débil, con impacto para la República Argentina. Estamos en condiciones de decir que se presentará un cuadro con una neutralidad débil”.
El panorama para el período de siembra e implante de los cultivos permite una mirada optimista: “para Córdoba y para el centro del país, la zona núcleo, vamos a tener principalmente un poco más de humedad en la mitad de la primavera 2024, mitad del verano 2025 y todo el otoño 2025”.
Y le da algo más de precisión: “finalizando el invierno 2024, tendremos algo de lluvias muy débiles en agosto y algunas lluvias para los primeros días o mitad de septiembre, pero después tenemos un intervalo de período seco, de pocas precipitaciones que es octubre, noviembre y diciembre”.
Un período tan prolongado de seca puede ser conflictivo tanto para los trigos tardíos como para el implante de cultivos de maíz y soja. Navarro no descarta por completo las lluvias en Octubre y nos dice qué deberíamos esperar en Córdoba: “Si bien en octubre va a haber algunas lluvias, es el anticipo del periodo estacional de lluvia en la República Argentina. En Córdoba ocurrirá entre el 24 de septiembre y el 14 de octubre próximo”.
Y después habrá que prepararse para calor y sequía: “tendremos un sistema de aire cálido importante la última parte de septiembre, la mitad de octubre, mitad de noviembre, mitad de diciembre con temperaturas de 32, 34, 36 y 38 ºC. Después empieza a regularse, mitad de enero, mitad de marzo y de abril, con buenas lluvias para todo el sector centro en definitiva”.
Con la precisión habitual de su pronósticos, Navarro anuncia milimetrajes: “Se prevén lluvias promedio desde septiembre a diciembre entre 214 a 315 milímetros y en desde enero hasta mayo vamos a dar un promedio de lluvia de 362 a 475 milímetros.”
Estas son marcas que cuadran dentro de los promedios generales para la región. En todo caso, el problema será la distribución, considerando el período seco que se anuncia para la segunda mitad de la primavera.
Para completar el pronóstico, nos anuncia que “tormentas eléctricas se van a dar, pueden darse a finales de agosto, algo muy simple, septiembre y parte de octubre”. Pero sintetiza su mirada diciendo que habrá “mucho calor con alternancia de estas temperaturas, con aire húmedo, el sistema de aire cálido y húmedo que proviene de Brasil, lo que es el aire tropical o subtropical para Sud América y sobre el centro del país, se va a afianzar principalmente en la mitad de la primavera 2024”.
Fuente: Cba24n