Este martes, la crisis del gas se intensificó para el gobierno cuando Petrobrás se negó a descargar el buque de gas natural licuado (GNL) que la administración de Javier Milei compró de urgencia. Esta situación ha dejado a las estaciones de GNC y a las industrias sin suministro de gas, evidenciando un caos de planificación.
Petrobrás impugnó la operación de compra gestionada por Enarsa, rechazando la descarga del GNL en la terminal regasificadora de Escobar. La explicación oficial indica problemas para concretar el pago de los 22 millones de dólares que costó el despacho, según informó el portal especializado Econojournal.
Sin embargo, la operación ya estaba comprometida por sospechas de corrupción y conflicto de intereses, reveladas en exclusiva por LPO. Además, es difícil separar esta crisis de la tensa relación entre el presidente brasileño Lula y Milei, quien ha insultado reiteradamente a Lula e invitó a su asunción a Bolsonaro, lo que fue considerado una afrenta grave por el líder del PT.
“¿El barco decidió no descargar por sospechas de sobreprecio? ¿Por venganza de Lula contra Milei? ¿Porque Enarsa no tiene crédito?”, se preguntaba un importante operador del área energética, incrédulo ante el nivel de improvisación del gobierno en un tema tan delicado como la provisión de gas para el invierno.
El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, fue informado de la gravedad de la crisis cuando ya había estallado. En un intento desordenado de cubrir el faltante, el gobierno está comprando barcos de GNL, que cuestan al menos el triple que el gas de Vaca Muerta. Especialistas calculan que esto le costará al gobierno unos 3.200 millones de dólares, amenazando con comprometer el superávit y la acumulación de reservas.
Con el presidente Milei en otro viaje privado en Estados Unidos y el gabinete aún afectado por la purga interna liderada por Karina Milei, el caos en la Casa Rosada era total y no había una línea de acción clara para enfrentar la crisis energética que se avecina con el invierno.
La crisis ya está afectando al norte del país y se prevé que también haya faltantes de gas en Córdoba y Santa Fe. El impacto político de esta situación aún es difícil de medir, pero si el gobierno no logra una solución en las próximas horas, podría ser significativo.