Dos cómicos -payasos-, Volodimir Zelensky (Ucrania) y Javier Milei (Argentina), ante el cansancio de la ciudadanía que reclamaba cambios luego de la atroz pandemia, llegaron a ocupar la presidencia de sus respectivos países. Ciudadanía que creyó ver en ellos la solución de sus problemas.
Zelensky se embarcó en una guerra con Rusia y sin buscar el diálogo, pretendió imponerle el retiro de su territorio, a raíz de lo cual su pueblo termina emigrando o siendo diezmado. No se cansó de pedir “ayuda al mundo libre”, que le es concedida por medio de miles de millones de dólares en moneda y/o armamentos y que, en su momento, deberá retornar con intereses y en el control que ejercerán los acreedores sobre todo lo que surja de la propia reconstrucción. Con estas “ayudas” “el mundo libre” participa activamente de la tercera guerra mundial desatada por Zelensky, que se abstienen de reconocer pero que es clara e indubitable.
Por su lado Milei, que por obra del balotaje es Presidente de los sufridos argentinos, ha aplicado un brutal ajuste empobreciendo aún más a la mayoría del pueblo. Y en vez de gobernar, su ego lo lleva a viajar constantemente pretendiendo erigirse en el lider mundial de los anarco capitalistas y para atender sus negocios privados sin que hasta el presente haya conseguido inversiones para el país.
Además, con sus habituales agresiones ha insultado a propios y extraños amparado en su adhesión a la Sinarquía Internacional. Este oscuro aprendiz de cómico y plagiador reiterado, ya con varias causas penales, también tiene un incordio con el Congreso Nacional pues ha amenazado a los legisladores con vetar las leyes que el considere que amenazan los objetivos que se ha trazado.
Los argentinos debemos lidiar con un hombre absolutamente insensible ante los problemas que nos aquejan. Es muy rápido con la lengua para contestar sobre los reclamos pero se ha negado a entregar los medicamentos oncológicos a pacientes muy enfermos y tampoco ordena se distribuya entre los comedores los 5 millones de kilos de mercadería que tiene guardados, quién sabe para qué, en varios depósitos.
Tanto Zelensky como Milei utilizan su supuesto don para distraer a la gente, mientras ellos se dedican a destruir las instituciones del Estado.
Ante tanto despliegue de maldad, es hora de que los argentinos actuemos con serenidad pero con toda la fuerza que nos impone la necesidad de reconstruir, más temprano que tarde, la Nación Argentina.
Elena Marta Curone
martacurone17@gmail.com